Los agentes de policía tuvieron que custodiar los centros hospitalarios de Son Llàtzer y Son Dureta para evitar nuevos enfrentamientos entre los clanes. g Fotos: VASIL VASILEV

TW
0
JULIO BASTIDA Más de 60 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local de Palma fueron necesarios para restablecer la paz en la monumental reyerta que protagonizaron dos clanes gitanos en la noche del miércoles al jueves.

Al parecer, y según las primeras diligencias policiales practicadas, todo empezó cuando un joven de 19 años llamó por teléfono a su ex pareja, una chica de 18 años, con la que tiene dos hijos, uno de ocho meses y otro de un año y medio, para pedirle que le entregase a sus hijos. La joven se negó tajantemente y el varón se enfureció. Sobre las 22 horas, el padre de las criaturas se presentó en el domicilio de la víctima, sito en la zona de la Plaça de ses Columnes, junto a un grupo de amigos y familiares con la finalidad de llevarse a los menores. Tras forcejear con su ex compañera sentimental, amenazarla y golpearla, el varón cogió a uno de sus hijos y se lo llevó.

A raíz de los gritos, varios vecinos, amigos y familiares de la chica salieron a la carrera y comenzaron una persecución por las calles de Palma.
En la calle Capitán Cortés se produjo la primera de las reyertas multitudinarias entre más de 50 personas pertenecientes a los dos clanes gitanos.
Las reyertas se volvieron a registrar en la calle Manacor, Reyes Católicos, calle Regal y distintos puntos de Palma.
Rápidamente varias dotaciones de la Unitat d'Intervenció Inmediata (UII) de la Policía Local de Palma, Unidad Nocturna y numerosos efectivos del Cuerpo Nacional de Policía tomaron posiciones y con la utilización de la fuerza estrictamente necesaria consiguieron separar y restablecer la paz.

Como resultado de la multitudinaria pelea resultó detenido Francisco M.C., de 19 años.
La policía incautó varias navajas ensangrentadas y cuchillos. Los agentes procedieron a la identificación de más de 20 personas y no se descartan nuevas detenciones.

Ambos cuerpos de seguridad tuvieron que custodiar los hospitales para evitar nuevos enfrentamientos. El número de heridos hospitalizados por arma blanca fue de tres y otros muchos sufrieron heridas de diversa índole.