En el lugar donde fue atropellado el joven se han colocado flores, velas y fotografías.

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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS

Andrés Heredia Moreno, el ladrón que atropelló mortalmente a un joven el sábado en Palma, se entregó ayer en la Jefatura de Policía. La Policía Local, apoyada por el Cuerpo Nacional de Policía, ya tenía identificado al conductor huido y su detención era cuestión de horas.

Las primeras pistas sobre la identidad del prófugo las facilitó su compañero detenido, Santiago C.R. Éste era el copiloto en el Volkswagen Golf Cabrio que robaron en las inmediaciones de la calle Aragón de Palma, a las cuatro de la tarde. Un testigo se acercó a un coche del 092 y denunció que estaban forzando el descapotable, estacionado junto a la gasolinera de Es Rafal, esquina con la calle Mare de Déu de Monserrat.

El conductor era Andrés Heredia y al detectar a la policía arrancó bruscamente el coche y dio marcha atrás durante 200 metros. Se llevó por delante una señal de tráfico, colisionó con otro turismo y derribó a un repartidor de pizzas. Finalmente, los dos ladrones se cruzaron mortalmente en el camino de Guillem Antoni Calvo Perelló, un estudiante palmesano de 17 años que precisamente ayer cumplía la mayoría de edad. El joven, interior izquierdo del equipo de fútbol Sporting Ciutat de Palma, caminaba por la acera en la calle Mare de Déu de Monserrat, cerca de su casa, y fue aplastado por el Golf.

Los dos delincuentes huyeron a pie, dejando al peatón muerto sobre la acera, y Santiago fue interceptado al poco tiempo. El conductor, Andrés Heredia, pasó el resto de la tarde y la noche fugado. Su casa y sus familiares estaban vigilados y el cerco se estrechaba cada hora que pasaba. Por la mañana se entregó en Comisaría y el CNP lo entregó al cuartel de San Fernando, que es quién instruye las diligencias. Se le acusa de un delito de conducción temeraria con resultado de muerte.

Hoy está previsto que se le practique la autopsia al menor fallecido y su familia después ya contará con la autorización judicial para enterrarlo. Ayer, sus allegados, compañeros y familiares le rindieron distintos homenajes y todos coincidieron en una cuestión: Guille -como todos le conocían- era un joven muy querido y respetado. Cursaba estudios en el IES de Son Rullán y ayer debía asistir a su fiesta sorpresa por su 18 cumpleaños.