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Un matrimonio de nacionalidad rumana se enfrenta a una petición de año y medio de cárcel por incitar a uno de sus hijos y otros dos menores a robar. La pareja fue detenida en el verano de 2005 por la Policía Nacional después de que los menores se hubieran convertido en unos habituales en comisaría. En apenas dos semanas, los chavales cometieron al menos una decena de robos en Palma, especialmente en zonas cercanas a la calle Aragón.

El procedimiento de los hurtos era siempre similar. Los menores se acercaban a la víctima con carpetas o portafolios en la mano para pedir una firma o un donativo destinado a una organización inexistente. En algunos casos se hacían pasar por sordomudos; en otros, la excusa era ayudar a una niña enferma de cáncer. Mientras la persona asaltada estaba distraída con las firmas, los menores le robaban la cartera o cualquier objeto de valor que no vigilara.

Más de 2.000 euros
En uno de los asaltos, los tres niños llegaron a hacerse con 2.565 euros, al asaltar a una mujer en una caja en la calle Aragón. Sin embargo, se trata de un botín excepcional para el grupo, en la mayor parte de los robos se limitaron a sustraer carteras, gafas de sol, teléfonos móviles o cámaras de fotos.

La Fiscalía considera que los robos se cometieron a indicación de los padres. Esta conclusión la avalaron los policías nacionales que participaron en la investigación. Los agentes aseguran que después de detener a los niños pidieron a los padres que actuaran para poner fin a los robos, algo que no ocurrió. Entonces se pusieron en marcha una serie de seguimientos a los menores y los agentes vieron como cada mañana salían de la vivienda de los acusados con las carpetas. En un registro posterior de la vivienda encontraron gran cantidad de monedas provenientes de la mendicidad y diversos objetos robados.

La fiscal señaló en su alegato el tren de vida que llevaba el padre. Ni él ni su mujer estaban dados de alta en la Seguridad Social y obtenían un subsidio para padres sin trabajo. Sin embargo, el hombre tenía cuatro coches a su nombre, entre ellos un Audi y un BMW. Además, también cuenta con antecedentes penales, por un delito de abandono de menores. El ministerio público mantuvo la acusación de un año y medio de prisión para cada uno de los acusados y además solicita que paguen una indemnización a cada una de las víctimas por valor de los bienes sustraídos.

Por su parte, la defensa de los dos acusados, a cargo del letrado Agustín Aguiló, solicita la absolución de ambos. A pesar de que admite que los robos se produjeron, niega que se pueda establecer que los acusados dieron orden de cometerlos a los tres menores. Así, afirma que «no son unos padres modelo» y señala que sí hacían que sus hijos mendigaran, pero niega que conocieran que cometían los robos.