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JULIO BASTIDA Final feliz. Así puede resumirse la polémica acontecida en el Instituto de Educación Secundaria Baltasar Porcell de Andratx, en torno a la prohibición por parte de la dirección de permitir la entrada a los menores «ligeros» de ropa.

Tras unos días de nerviosismo, denuncias, quejas y movilización de padres y autoridades, parece que todo ha llegado a su fin.
A primera hora de la mañana de ayer, la menor que días antes había sido expulsada del centro por acudir con una camiseta de tirantes y unos shorts cortos, se personó en el instituto. No iba sola. La estudiante estuvo en todo momento acompañada por su padre y en las proximidades del recinto educativo se encontraban varios agentes de la Policía Local.

Instantes antes de las ocho y media, (hora fijada para la entrada al centro), el dispositivo policial advirtió a los medios de comunicación desplazados de la prohibición de captar fotografías en el interior del centro y de las normas vigentes de protección a los menores. Acto seguido, la menor accedió al interior del centro sin ningún tipo de problema. José Cobo, padre de la menor, desde la puerta, observó las evoluciones y tras comprobar que todo transcurría con normalidad abandonó el centro.

Al término de las clases, la menor comentó a su padre que la jornada había transcurrido con normalidad y que en un momento dado el director se había entrevistado con ella y le comunicó que el centro reconocía que no comunicaron las normas del centro a los alumnos y padres.

En la tarde de ayer, José Cobo se entrevistó con la asociación de padres de alumnos.
Cobo destacó: «Parece que hay voluntad de arreglar las cosas y lo valoro positivamente», concluyó.