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Abusos sí, violación no. El vecino de Llucmajor acusado de agresión sexual contra tres niñas admitió haber practicado tocamientos las menores y pidió perdón a las familias: «Si tengo que ponerme de rodillas, me pongo, o lo que sea». Eso sí, su versión sobre los tocamientos difiere mucho de la de las acusaciones: «Eran consentidos porque las dos niñas mayores me obligaban; me decían vamos y yo decía que no». Incluso llegó a afirmar durante su interrogatorio en el juicio que: «Las niñas me bajaban la bragueta». Su defensa admitió tres delitos de abusos sexuales y solicita seis años de prisión para él, frente a los 47 que pide Fiscalía por cuatro agresiones sexuales y tres delitos de corrupción de menores.

Cuando ocurrieron los hechos, las niñas tenían entre ocho y once años de edad. La madre de una de ellas sorprendió al acusado cuando se encontraba en una caseta con dos de las menores. Según su relato, una de las niñas estaba semi desnuda y de rodillas sobre el hombre, que estaba tumbado. La mujer, que mantenía una relación sentimental con el acusado, aseguró que nunca sospechó de él. «Ese día, me dijo que iba a llenar el depósito de gasolina, como tardaba mucho en llegar, fui a buscarle. Estaba en la caseta con las niñas. Llamé a mi hija para contárselo, aunque tenía un ataque de ansiedad. Lo fuimos a buscar a su casa, pero se había ido a Alemania». El acusado permaneció huido varios meses hasta que fue detenido por la Interpol y llevado hasta Madrid.

A raíz de que se descubriera la relación de las menores con él en la caseta, las niñas desvelaron a sus madres lo que había ocurrido. Así, narraron una sucesión de abusos y vejaciones que ayer ratificaron en el juicio a puerta cerrada y separadas de su agresor por un biombo.

Uno de los puntos claves de la declaración de las tres menores, como puso de manifiesto la fiscal, es que ratificaron el miedo que sentían ante su agresor. Éste, según consta en el informe del ministerio público, les amenazaba con la salud de su madre y abuela (dos de las niñas son nietas de la madre de la otra) y con que si se enterara, moriría del disgusto. El padre de dos de las niñas llegó a asegurar que éstas le dijeron que el acusado las amenazó con un cuchillo.