La lancha de Salvamento remolcó la embarcación auxiliar de los ocupantes.

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G. PICÓ-LL. GARCIA La travesía de tres amigos que iban a bordo de una embarcación a motor de 20 metros de eslora acabó en desgracia, ya que la barca se hundió tras un voraz incendio aunque, por fortuna, ninguno de ellos resultó herido de gravedad.

El suceso tuvo lugar pasadas las nueve de la mañana de ayer. Los tres hombres, de poco más de 50 años, se encontraban a bordo de la embarcación a unas diez millas al noroeste del Port de Sóller, cuando se produjo el incendio. El fuego cogió fuerza con rapidez y a los tres ocupantes no les quedó otra opción que abandonar la embarcación y esperar a los servicios de emergencia en una lancha neumática auxiliar.

Auxilio
El pesquero Son Servera, con base en el Port de Sóller, fue el primero en acudir a la llamada de ayuda. Damià Garau es el patrón del Son Servera y en el momento del incendio se encontraba faenando, como cada día, en la pesca de la langosta. Desde su posición, a unas cinco millas del Port de Sóller, observó una columna de humo en el horizonte. «En un primer momento pensé que se podía tratar de un tubo de escape», afirmó ayer el pescador aún impresionado por el incidente. «Pero enseguida la columna de humo se hizo enorme y ya vi que podía tratarse de algo grave», añade.

Garau aseguró que, a pesar de que el origen del humo se encontraba a unas cuatro millas de distancia mar adentro desde su punto de pesca, no dudó ni un instante en partir hacia el ya más que evidente incendio, al que llegó «al cabo de unos veinte minutos». «El barco se encontraba totalmente en llamas y daba mucho miedo acercarse, aunque los tripulantes, tres hombres, ya habían saltado al mar en su bote salvavidas y se encontraban a unos 50 metros del buque; temía que pudiera explotar en cualquier momento», destacó Garau.

Helicóptero
Enseguida que los ayudó a subir a bordo de su pequeño pesquero, uno de los náufragos le dijo que temía estar padeciendo un ataque al corazón. Se da la circunstancia de que este hombre se identificó como médico y habló el personalmente con el servicio médico a través de la radio describiendo perfectamente los síntomas que padecía. «La respuesta a mi llamada de emergencia fue muy rápida e inmediata y pronto llegaron las embarcaciones de rescate marítimo y Cruz Roja y también el helicóptero. Fue perfecto», continuó Garau.

El helicóptero del SAR evacuó a este hombre, Angel A.H., español de 53 años, hasta Son Sant Joan, y desde allí una ambulancia lo condujo a la clínica Rotger, donde quedó ingresado en la UCI por precaución, ya que tenía antecedentes cardíacos, aunque su vida no corre peligro, indicaron fuentes sanitarias.

Lancha
Sus dos amigos fueron acompañados por una lancha de la Cruz Roja hasta el Port de Sóller. Luego fueron trasladados al centro sanitario de la zona para ser examinados por la doctora, aunque estaban en buen estado de salud.

Otra embarcación de Salvamento Marítimo intentó apagar el incendio en el yate, pero éste se acabó hundiendo.
Por su parte, Damià Garau regresó después hacia el Port de Sóller ya que ya había terminado de recoger sus redes. Quitó importancia a su gesto aunque nunca se sabe cómo hubiera terminado este siniestro sin su decidida intervención. Indicó que los náufragos le informaron que el fuego se había extendido tan rápidamente que tuvieron el tiempo justo para saltar al mar sin lanzar su llamada de auxilio. Aunque había buena mar, el pescador se pregunta «¿y si hubiera habido niños a bordo...?».