Los incendios que en los últimos días han carbonizado 30.000 hectáreas de bosque y más de 150 viviendas, y que ya están controlados, han dado paso a la indignación de los vecinos afectados. En Agios Estefanos, a 35 kilómetros al noroeste de Atenas, el fuego de los últimos días que devoró casas y coches es este martes un vestigio humeante y lo único que aún arde es el debate vecinal sobre si se pudo haber evitado el desastre.
«Fue un milagro que mi casa no ardiera. De repente, llegó el fuego como un vendaval y arrasó lo que había, pero mi casa se salvó», explicó a Efe Christina Zervou, una de las vecinas que pasó la madrugada del domingo en la plaza del pueblo, durmiendo en su coche, después de que las autoridades les instaran a evacuar sus hogares. «Me dio la impresión de que los bomberos eran muy pocos. Arrojaban agua, pero el fuego surgía por otra parte. Es una sensación angustiosa estar solo ante un incendio tan cerca», agregó mientras barría con una escoba la ceniza acumulada frente a su adosado.
Varias villas y parcelas en la parte norte de este pueblo de 10.000 habitantes, dispersas entre pinares y olivos, se encuentran carbonizadas y aún echan humo, mientras que dos vehículos carbonizados se veían aún en la carretera.
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