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Segunda condena judicial para Javier Rodrigo de Santos. El ex concejal de Urbanismo de Palma es culpable de cuatro delitos de abusos sexuales y de otro contra la salud pública. La sentencia de la Audiencia Provincial de Palma le absuelve de un sexto delito, de corrupción de menores, pero no porque le considere inocente, sino porque ha prescrito. Eso sí, aprecia el atenuante de drogadicción como un condicionante que mermó la capacidad para actuar del ex edil.

 

El fallo judicial respalda punto por punto la versión dada por las cuatro víctimas durante el juicio. Sobre uno de ellos afirma: «No existe ni un sólo motivo derivado de la prueba practicada que nos mueva a dudar de la veracidad de lo referido». Esta frase es aplicable al resto. La mayor parte de la condena corresponde a los delitos de los que fueron víctimas tres hermanos de nacionalidad chilena, que tenían 14, 16 y 18 años cuando ocurrieron los hechos. Los tres eran amigos de los hijos del condenado, dado que ambas familias se habían conocido a través de un grupo neocatecumenal que se reunía en la parroquia de Son Oliva.

 

La sentencia relata que De Santos durante dos noches en las que cada uno de los dos de menor edad estaban en la casa se metió en su cama cuando dormían. En el caso del más pequeño, el acusado le obligó a que le penetrara analmente en una habitación en la que también dormían los hijos de De Santos. El fallo, cuyo ponente es el magistrado Juan Pedro Yllanes, reconoce que esta conducta «resulta contrario a cualquier conducta presidida por la prudencia». Sin embargo, matiza que dada la drogadicción de De Santos, «no fue tal virtud la que guió el comportamiento de quien desempeñaba un cargo político de primera línea».

 

Estos dos delitos de abusos suponen uno siete años de cárcel y otro cinco. Otros dos delitos están motivados por tocamientos a los que sometió De Santos, en un caso al mayor de los hermanos y en otro al de 16 años. Estos dos llevan aparejada una pena de multa de 5.700 euros.

 

La Sala no aprecia en los menores ningún motivo para mentir. De hecho, la sentencia destaca las dudas de la familia a la hora de denunciar, dadas sus creencias católicas. Sobre las posibles presiones y el complot por parte que dejó caer el propio De Santos, el fallo señala que son simplemente insinuaciones.

 

Los magistrados dan especial valor como elementos de corroboración a dos llamadas telefónicas que realizó De Santos a la madre de los hermanos chilenos. En la primera, que precede a uno de los abusos, el condenado pide que le acompañe a un Spa el más pequeño de los tres hermanos, precisamente con el que mantuvo relaciones sexuales completas. Para la Sala es significativo que eligiera a éste y no al otro. La otra llamada la realizó De Santos desde la cárcel. En esa comunicación, según relató la testigo, el ex concejal lamentaba la situación provocada, pedía perdón y decía que a él «le iban a caer veinte años».

 

Sobre los peritos, el fallo recuerda que los psicólogos de los juzgados no se pronunciaron sobre la veracidad o no de las versiones de los menores aunque dado que las exploraciones no fueron concluyentes. Respecto a los de la defensa, recuerda que sus conclusiones sólo son aplicables a una situación de miedo, algo que no se produjo durante los hechos por los que condena a De Santos.

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