Al rato volvió a oír el estruendo del deportivo y, el dueño de la finca cogió un tubo flexible y salió al centro de la calzada. Allí, hizo que parara el Ferrari y fue a la ventanilla del conductor, que en ese momento había bajado ya el cristal. Según consta en la sentencia: «En esta posición y blandiendo el tubo que portaba efectuó varias ralladuras en la pintura del vehículo, al tiempo que increpaba al propietario del vehículo». El lance fue a más y el agresor agarró por la pechera del jersey al conductor. Éste reaccionó pisando el acelerador del deportivo, de forma que arrastró varios metros al vecino de Campos e hizo que acabara en el suelo. El hombre sufrió dos fracturas en una mano y la muñeca.
Tras establecer estos hechos, la sentencia condena a ambos a penas de multa. El conductor tendrá además que indemnizar con 8.040 euros al otro condenado, aunque ha recurrido la sentencia ante la Audiencia Provincial.
La magistrada rechaza que el conductor del Ferrari actuase en legítima defensa ya que su respuesta no correspondía con la amenaza que representaba el agarrón del jersey: «El acusado no intentó desasirse y marcharse después, ni tampoco intentó hablar con él para que le soltara, sino que se limitó a poner en marcha el vehículo, siendo previsible el resultado de lesiones al tenerle agarrado».
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