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La madre portuguesa y su hija que resultaron heridas el domingo al caer su paracaídas en la Platja de Palma continúan ingresadas en Son Espases, en estado muy grave. Los médicos temen por la vida de Mari Da Silva Quintaniha, de 52 años, y su hija Ana Carima, de 19, parece ser que ha quedado tetrapléjica.

Fuentes hospitalarias informaron que las dos turistas permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Son Espases, la mujer en estado crítico y su hija con pronóstico muy grave, aunque ya estable.

Investigación

El Cuerpo Nacional de Policía se ha hecho cargo de la investigación y de momento todo apunta a que el cabo que sujetaba el paracaídas a la lancha se rompió por un golpe inesperado de viento. Sin embargo, los agentes tratan de determinar en qué estado se encontraban las sujeciones y si la maniobra del patrón del barco fue la correcta al cambiar la intensidad y la dirección del viento.

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Las dos mujeres sobrevolaban la bahía a unos 500 metros de la arena, cuando sucedió el desastre. Tras romperse el anclaje, el paracaídas se dirigió a gran velocidad a la primera línea del mar y rozó a un hombre y arrastró unos metros a un niño.

Finalmente, chocó contra una palmera y las dos turistas portuguesas se estrellaron violentamente contra el asfalto. La caída fue desde 25 metros y las lesiones de ambas, gravísimas.

El cabeza de familia presenció el accidente desde la arena y sufrió un shock al ser testigo del brutal accidente. La familia había llegado hacía unos días a Mallorca de vacaciones y se alojaba en un hotel de la Platja de Palma.

Hace una semana, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil comprobó que la empresa que explota los paseos en paracaídas contaba con todas las licencias.