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El balance de víctimas del terremoto de 7,2 grados que el pasado domingo sacudió la provincia de Van (sureste) se ha elevado a 461 muertos y 1.352 heridos, según informó la Dirección de Gestión de Desastres y Emergencias del Gobierno turco.

El nuevo balance, difundido a las nueve de la mañana locales (una hora menos en la España peninsular) de ayer miércoles y citado por la agencia estatal de noticias Anatolia, indica que 2.262 edificios quedaron destruidos por el seísmo.

El Gobierno turco ha cambiado de postura y acepta finalmente la ayuda ofrecida por varios países, incluido Israel, para apoyar las labores de asistencia tras el fuerte terremoto del domingo.

Según un comunicado del Ministerio turco de Asuntos Exteriores, se necesitan tiendas de campaña y casas prefabricadas para realojar a los cientos de personas que han perdido sus hogares y que, en muchos casos, han tenido que pasar la noche a la intemperie con temperaturas muy bajas.

El comunicado indica que el Gobierno turco ha contactado con todos los países que habían ofrecido ayuda y ha solicitado ese material.

La aceptación de ayuda del exterior incluye también a Israel, país con el que Turquía mantiene tensas relaciones, y que está preparando el envío de estructuras que puedan ser empleadas como viviendas.

La llegada de equipos de salvamento extranjeros había sido rechazada por Ankara, argumentando que no era necesaria, y sólo los equipos enviados por Azerbaiyán e Irán (dos países colindantes con la región afectada por el terremoto) están trabajando en la zona.