Imagen de archivo de la Guardia Civil de Inca que practicaron las detenciones.

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Agentes de la Policía Local de Inca y de la Guardia Civil procedieron, en la madrugada de viernes al sábado, a la detención de dos súbditos marroquíes acusados de provocar lesiones graves a uno de los clientes de un conocido club de alterne de Inca.

Según las primeras hipótesis de la investigación a la que ha tenido acceso Ultima Hora, todo apunta a que la reyerta se originó por problemas xenófobos y a la gran cantidad de consumo de bebidas alcohólicas de todos los implicados.

Sobre las 5.35 horas de la madrugada, los servicios de emergencia fueron alertados de que en el interior del club ‘HD', sito en la calle Escorca de Inca, se estaba registrando una pelea en la que, según las primeras informaciones, había numerosos implicados en la misma.

Bandos

Rápidamente, los agentes actuantes se dirigieron al lugar y pudieron comprobar que se trataba de una riña tumultuaria. A su llegada, se detectó que había dos bandos muy diferenciados. Por una parte, un numeroso grupo de marroquíes y, frente a ellos, un grupo de ciudadanos españoles vecinos de la localidad de Lloseta.

La violenta pelea se inició en el interior del local, pero minutos más tarde continuó en el exterior del club de alterne. Al parecer, uno de los marroquíes, durante la riña, cogió un vaso de cristal y se lo estampó en la cara al llosetí que quedó tendido en el suelo con el rostro ensangrentado.

Guardia Civil y Policía Local de Inca, con sumo esfuerzo, lograron separarlos y atender a los heridos.

Acto seguido se requirió la presencia de una ambulancia del Servei d'Atenció Mèdica Urgent (SAMU-061) que se desplazó hasta el lugar y atendió in situ a las víctimas.

Uno de los heridos fue trasladado al hospital de Inca, pero debido a la gravedad de las lesiones, tuvo que ser derivado al hospital de Son Espases y su pronóstico es grave. Varios testigos afirmaron que los cristales del vaso le afectaron a uno de sus ojos.

Los arrestados son H.A. y B.F, ambos de nacionalidad marroquí y de una treintena de años.

La Policía Local instruyó las diligencias y, horas más tarde, realizó el traspaso a la Benemérita.

Los vecinos de la zona no daban crédito a lo sucedido y afirmaron sentirse impotentes ante semejante ola de violencia.