Según han informado a Efe fuentes del despacho de Luis Bertelli, uno de los letrados que llevó la defensa de esta familia, Meño fue enterrado ayer.
El joven quedó en coma vegetativo el 3 julio de 1989, cuando tenía 21 años, tras someterse a una rinoplastia en la Clínica Nuestra Señora de América de Madrid, entidad que quedó absuelta tras los juicios iniciados por sus padres.
Su familia, que agotó la vía penal y civil para pedir una indemnización, fue condenada en 2009 por el Tribunal Supremo a pagar 400.000 euros en costas, lo que les supuso el embargo de su vivienda, aunque finalmente su abogado logró que el Tribunal paralizara la notificación, a través de un incidente de nulidad.
En la primera sentencia de 1993, la Justicia obligó a la aseguradora a indemnizar a Antonio Meño con 172 millones de pesetas (más de un millón de euros).
No obstante, tanto el juzgado de Primera Instancia número 11 de Madrid como la Audiencia de Madrid (en 2000) y el Tribunal Supremo (en 2008) rechazaron las demandas de la familia y concluyeron que no existió negligencia médica.
Tras esta decisión, los padres de Meño instalaron en 2009 un campamento en la madrileña plaza Jacinto Benavente de Madrid, junto al Ministerio de Justicia, para reclamar una salida digna a la situación de su hijo.
Sorprendentemente, el caso dio un vuelvo cuando Ignacio Frade, uno de los cirujanos que había presenciado la operación de Antonio Meño y ajeno a la situación por la que atravesaba la familia, pasó por delante de la tienda instalada frente al ministerio, se informó de lo sucedido y se ofreció a declarar.
El 17 de noviembre de 2010, el Tribunal Supremo admitió la demanda de revisión presentada por la familia y anuló las sentencias dictadas anteriormente.
El Alto Tribunal admitió la demanda por el testimonio de Frade, que aseguró que durante la intervención el anestesista, Francisco González, se ausentó y no estaba presente cuando él mismo se percató de que se producía una alteración en la frecuencia del ritmo cardiaco de Meño.
Tras este hecho, la familia de Antonio Meño regresó a su casa después de 522 días acampados.
El 28 de abril de 2011 se celebró el primer acto de conciliación y, tras una primera falta de acuerdo económico, el 14 de julio ambas partes firmaron el pacto por el que la familia de Meño recibió una indemnización de 1.075.000 euros, lo que puso fin a 22 años de litigio.
Los padres de Meño señalaron que habían aceptado el acuerdo porque no tenían fuerzas para otro juicio, aunque tenían la sensación de haber «vendido» a su hijo.
Así, al salir del juzgado, la madre de la víctima, Juana Ortega, reconoció, entre lágrimas, que se había llegado a un acuerdo «miserable» con el que se sentía «muy mal, prácticamente humillada», pero que no tenía «fuerzas para seguir adelante» y enfrentarse a otro proceso durante diez años, por lo que hizo caso a los abogados, pese a lamentar que hubiese quedado libre el anestesista Francisco González.
31 comentarios
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No me extraña nada el comportamiento de la justicia en este caso, mas que justicia lo que reparten es TOTAL INJUSTICIA
Creo que el calvario de estos Padres ha sido peor que el de Jesucristo.
Que triste noticia,tanta lucha por esos pobres padres para nada.Por fin descansas en paz despues de una larga lucha,solo espero que en la conciencia de esos medicos y a los que no escucharón no les dejen vivir tranquilos el resto de sus vidas, que arrastren esa cruz, aunque lo dudo.Mi mas sentido pesame.
lo siento en el alma soy natalia de palma de de mallorca un beso enorme y que sepais que estado viendo vuestro telediario y que seais muy fuertes los dos un beso
Que despropósito de país y de su justicia.Todo mi apoyo a la Sra. Ortega, madre coraje donde las halla y todo mi desprecio a quienes han torturado a éste pobre muchacho y a su familia durante tantísimo tiempo.No tienen perdón de Dios.
Que asco de país, de justicia y de políticos .. es para vomitar y no parar
Que le pasa algo así a un hijo con 21 años, en la flor de la vida!, con todo por vivir aún, que vaya apagándose lentamente durante 23 años!!!, se dice rápido, pero que angustia tan grande ver pasar los años sin solución alguna, sabiendo que no habrá mejoría posible, que tu hijo se te apaga y que no puedes hacer nada..... ni siquiera para que se vaya lo antes posible para evitarle esa muerte en vida, que es lo que ha vivido en realidad. Tiene que ser durísimo, tan triste y tan doloroso. En Paz Descanse, por fin, Antonio.
bueno.. a ver.. este hombre que ahora se ha atrevido a decir la verdad, tampoco es que sea un santo. Hubo muchos juicios y nunca dijo nada en contra de sus colegas medicos. Supongo que al verlo ahi, en la calle, tras 23 años, le removió la conciencia; hizo lo que debia, aunque tarde. Por no declarar antes, este paciente en coma y su familia sufrieron durante 23 años. 23 años!!! Si hubiera declarado antes lo sucedido, esta gente habria estado menos infeliz, más tranquila y con más medios para cuidar a su hijo. Y él (el hijo) mejor atentido, por supuesto... tampoco hay que ensalzar a este testigo de heroe, eh!!??
Descanse por fin en paz,desgraciadamente tienes que ver casos como este para darse cuenta de lo privilegiado que es uno de estar bien,simplemente bien,se me parte el alma con estas cosas.Bueno su madre podrá empezar a vivir de nuevo.Un abrazo a esa madre coraje!!!
Descansa en paz Antonio..., ahora me hace gracia recordar los anuncios de tele 5 con aquello de "12 meses 12 causas", menudos H.P. que sois todos, tanto jueces como televisiones. AUN ME QUEDA LA ESPERANZA DE QUE TARDE O TEMPRANO LO PAGAREIS.