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«Todavía no me lo explico. Oí golpes, así que me asomé para pedir a ese hombre que callara. De repente, y sin motivo, me lanzó tres cuchilladas en la cara y en el cuello y luego agujereó la puerta con el puñal. Iba a por mí, y eso que nunca habíamos cruzado una palabra». Florian es el alemán de 50 años que el sábado sobrevivió al brutal ataque de un vecino en una pensión del centro de Palma.

Eran las 22.45 horas y Florian, que ha sido guía, mecánico de barcos y empresario, dormía en su habitación. «Hace diez años fue alcohólico, así que ahora que no bebo me voy a dormir pronto, porque no tengo muchas cosas que hacer. Me desperté por unos golpes muy fuertes y me levanté».

Ataque

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Nada más abrir la puerta, el hombre vio a un varón abalanzarse sobre él y, a continuación, un destello. «Era el brillo del cuchillo, de unos 30 centímetros. Soy de reacción muy rápida y pude esconder la cabeza y cerrar. Después empezó a apuñalar la puerta». Florian se sentó en la cama, en estado de shock , y no advirtió que sangraba por la cara y el cuello hasta que la sangre le empapó el pijama. «Me miré en el espejo y vi las tres heridas que tenía. Una de ellas, la del cuello, se quedó a un centímetro de cortarme la yugular».

El dueño de la pensión intentó calmar a Clemente A. A., el agresor de 63 años, y después llegó la policía, que detuvo al varón. Florian fue trasladado a un centro hospitalario, donde le atendieron de sus lesiones. «Creo que he quemado la última vida que me quedaba. Y eso que por la vida he pasado por situaciones muy difíciles», bromea.

Lo que más le preocupa, empero, es que el vecino de habitación no tenía ningún motivo para atacarle: «Lo había visto alguna vez por la pensión, pero nada más. Nunca había hablado con él. Imagino que era alcohólico y tuvo esa reacción conmigo como pudo tenerla con cualquiera».