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Alejandro Martínez Singul, conocido como el «segundo violador del Eixample», ha salido a primera hora de hoy de la cárcel Brians-1, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), han informado a Efe fuentes judiciales.

Martínez Singul ha cumplido íntegramente los 3 años de su última condena por intentar abusar de una niña de 12 años, y tras someterse a un programa psicosocial y a un tratamiento farmacológico de inhibición del deseo sexual ('castración química') ha abandonado la prisión discretamente a una hora que las fuentes no han precisado.

Este violador reincidente, que según algunas fuentes podría haber pedido poder cambiar de identidad y vivir lejos de Barcelona, ya fue condenado en 1993 a 65 años de cárcel por diez violaciones y otros cuatro intentos a menores de entre diez y quince años a las que siempre asaltaba en los rellanos o en el ascensor de sus viviendas en la zona del Eixample barcelonés.

Salió de prisión en 2007 sin que se le considerara rehabilitado tras cumplir el máximo de 16 años de pena que le correspondían de acuerdo con el antiguo Código Penal.

Su puesta en libertad abrió un debate jurídico sobre las medidas que se deben adoptar ante violadores y asesinos reincidentes.

De hecho, desde que obtuvo aquella libertad, Singul protagonizó nuevas agresiones sexuales: en junio de 2008 fue detenido en su domicilio de Cardedeu (Barcelona) y extraditado a Perpiñán (Francia), donde cumplió nueve meses de prisión por exhibicionismo ante una escolar en esa población francesa.

En junio de 2010, la Audiencia de Barcelona le condenó a tres años y nueve meses de cárcel por su último intento de violación a una niña de doce años, cometido mientras estaba en libertad provisional.

Fuentes judiciales han explicado que durante el cumplimiento de esta última condena Martínez Singul no ha disfrutado de ningún permiso carcelario para evitar que se fugase o reincidiera y ha seguido un tratamiento psicosocial «intensivo» e individual para intentar evitar la comisión de nuevos delitos sexuales.

Además, los responsables penitenciarios le recomendaron acogerse al «programa de tratamiento farmacológico como coadyuvante al delito de agresión sexual», la conocida periodísticamente como «castración química».

El violador aceptó la propuesta y, según las mismas fuentes, desde hace meses toma fármacos que inhiben sus deseos sexuales, además de seguir terapia psicológica para intentar controlar su conducta, impulsos y fantasías sexuales.

No obstante, los expertos no consideran que el preso esté rehabilitado y temen que la salida de prisión de este violador reincidente cause un revuelo social que le impacte negativamente y tenga «riesgo de desestabilización», según fuentes judiciales.

Por este motivo, los responsables penitenciarios han fomentado el sigilo y la discreción de la salida de prisión del violador para evitar que ésta se convierta en un espectáculo mediático.

El conseller de Interior, Ramon Espadaler, explicó ayer que los Mossos d'Esquadra han recibido una instrucción de la Fiscalía y que llevarán a cabo el seguimiento y un «control no invasivo» de Alejandro Martínez Singul desde hoy mismo.

Según el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Forense, Leopoldo Ortega-Monasterio, el violador no tiene un perfil psicopático «que sería más difícil de rehabilitar».

Ortega-Monasterio peritó en una ocasión a Martínez-Singul, en una vista pública, y se entrevistó con su familia y, en declaraciones a Efe, ha definido la personalidad del violador como de «inmadurez neurótica de la personalidad, con una forma muy regresiva y primaria de expresar su sexualidad».

«Este tipo de alteraciones tiene mejor pronóstico que cuando se trata de lo que se entiende por un psicópata desalmado con un perfil de personalidad intrínsecamente peligroso», ha dicho el psiquiatra.