El cadáver del empresario alemán se descubrió el viernes por la noche. Llevaba 15 horas amordazado. | Vasil Vasilev

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Los 150.000 euros que Völker Rainer cobró de la venta de su restaurante no estaban escondidos en su piso de sa Coma, tal y como sospechaban los ladrones que lo torturaron salvajemente, sino que el empresario alemán los ingresó en el banco poco antes del asalto. La investigación se centra en el entorno laboral del fallecido.

Desde un primer momento, la Policía Judicial de la Guardia Civil estableció cinco líneas de investigación, que actualmente se han ido modificando.

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Los agentes del Grupo de Homicidios están confeccionado una lista con las personas que estaban al corriente de los negocios de Völker y, en concreto, de los que sabían de la reciente venta de su restaurante, que según consta ante notario le reportó unos beneficios de 150.000 euros.

Sin embargo, la información que recibieron los asaltantes (que podrían haber sido contratados) no era del todo veraz, ya que el dinero estaba en el banco, en la cuenta corriente del empresario. En cualquier caso, tampoco se descartan otras hipótesis, como que los asaltantes creyeran que había en el piso una gran cantidad de dinero negro no declarado.

Tal y como adelantó en exclusiva Ultima Hora, el pasado viernes por la noche una vecina de la calle Ficus de sa Coma escuchó gritos y golpes y llamó a la Policía Local. Los agentes encontraron la puerta del piso cerrado y cuando la forzaron hallaron al empresario atado y torturado, ya cadáver, y a su mujer a su lado, en estado lamentable. Ella era la que había podido hacer ruido para llamar la atención, y la pareja llevaba más de 15 horas amordazada.

Los asaltantes, que iban encapuchados, esperaron por la mañana a que Irene abriera la puerta y se abalanzaron sobre ella. Después, ella y su marido fueron sometidos a torturas y palizas para que desvelaran dónde escondían el dinero. El piso fue registrado de forma minuciosa por los ladrones, que como mínimo eran dos. Tampoco se descarta que hubiera más implicados en la calle, vigilando o al volante de un vehículo, listos para huir con sus compañeros en cuanto salieran de la casa. La investigación del Grupo de Homicidios se está llevando a cabo en medio del más estricto hermetismo. Numerosos vecinos del edificio han sido interrogados por si conocían datos significativos.