Arnau, en su foto del perfil de Facebook. | Facebook

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El Grupo de Homicidios encontró tres armas de fuego ocultas en el taller de Porto Cristo de Arnau M. N., el detenido por el crimen de Ángel Abad. Los investigadores creen que una de ellas fue la empleada en el asesinato y esperan que las pruebas de balística confirmen esta hipótesis.

Durante todo el día de ayer, el mecánico detenido estuvo recluido en las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía de Manacor. Fuentes próximas a la investigación explicaron que Arnau, de una cincuentena de años, se encontraba tranquilo «como si la cosa no fuera con él». Al parecer, se negó a declarar y no confesó el crimen, aunque tampoco negó que tuviera alguna relación con los hechos.

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El móvil del crimen que los investigadores dan por bueno es el pasional. Al parecer, el fallecido y la mujer de Arnau tuvieron una relación décadas atrás. Después, se separaron. Sin embargo, hace un tiempo reanudaron esa relación, en el momento en el que Ángel había roto con su esposa. Esa segunda oportunidad tampoco les fue bien, pero el mecánico empezó a obsesionarse con él, toda vez que regresó con su mujer. Entre el 7 de diciembre y el 5 de enero, al Ford Focus del restaurador del bar Gorli le pincharon cinco veces las ruedas, y la policía está convencida que el autor fue Arnau.

Después, parece ser que también lo amenazó. Todos esos datos, que ya estaban en poder de la policía, unidos al hecho de que el mecánico tenía licencia de tiro olímpico, hicieron que se convirtiera en el sospechoso número uno.

Él, sin embargo, siguió manteniendo una frialdad extrema. Horas después del crimen entró en su página de Facebook y comentó fotos de su pasión: los coches tuneados. El miércoles por la mañana, antes de su detención, siguió conectado en la red social y colgó compulsivamente imágenes de carreras. Curiosamente, en su perfil de Facebook aparece entre dos coches de época haciendo los cuernos con las dos manos.