El hijo y el padre de la mujer asesinada a golpes con una mancuerna durante el juicio celebrado en Palma. | Teresa Ayuga

TW
21

Un jurado popular ha declarado este jueves culpable de asesinato a A.Ll.P., el hijo de la mujer que murió de varios golpes en la cabeza con una mancuerna y asfixiada con un cable en su domicilio de Palma el 28 de febrero de 2013, y ha considerado no culpable al padre, A.Ll.M. a quien sí atribuye maltrato continuado.

El jurado ha considerado al hijo «culpable de haber matado a Marialuisa P. por decisión de unanimidad de todos los votantes» y al padre no culpable por 6 votos contra 3 (que sí lo han considerado culpable).

«Pese al discurso incoherente, a la ilógica manifestación de los hechos tal y como sucedieron, mentiras evidentes, guardar silencio ante los abogados de la acusación y hasta la clara complicidad manifestada entre padre e hijo durante el juicio, 6 de los 9 miembros del jurado no han encontrado prueba científica, pericial o testimonial que acredite sin ninguna duda razonable que el acusado se encontraba presente» cuando su hijo mató a su esposa, ha dicho la portavoz del jurado.

Sin embargo, el jurado ha decidido por unanimidad que el marido de la fallecida es «culpable de haber golpeado y menospreciado reiteradamente» a su mujer.

Durante el juicio, las hermanas, vecinas y amigas de la fallecida declararon que la mujer vivía anulada y atemorizada por los malos tratos que recibía tanto del hijo como del padre.

El jurado ha detallado que para dictar veredicto se ha basado en el informe forense de la autopsia, las declaraciones de los testigos durante el juicio, el relato de las agresiones que hizo la propia víctima en un diario que dejó escondido y la declaración que hizo su hermana menor durante la investigación, entre otras pruebas.

En una ocasión el joven empujó a su madre con la intención de tirarla por las escaleras delante de sus hermanas, y otro día le arrojó a la cabeza una lata de leche condensada que le produjo una brecha por la que recibió 16 puntos de sutura, según declararon durante el juicio varios testigos que relataron otros episodios violentos.

El jurado ha recogido en su veredicto la transcendencia agravante de que uno de ellos acusados fuera el hijo y el otro el marido de la fallecida.

Sobre la circunstancia atenuante de confesión por parte del hijo, han señalado que ésta se produjo ocho meses después del asesinato y tras haber mentido hasta en tres ocasiones, lo que dificultó la investigación.

Tras la lectura del veredicto por parte del jurado, la Fiscalía y las acusaciones (formuladas por los familiares de la mujer asesinada y por la comunidad autónoma de Balears) han solicitado al presidente del tribunal una condena de 20 años de cárcel para el hijo por asesinato con la agravante de parentesco, basándose en la unanimidad del jurado.

Además han pedido la pena máxima que contempla la ley para el marido de la fallecida por maltrato habitual, que es de 3 años de prisión, así como la prohibición de aproximarse a menos de 50 kilómetros de las hermanas y la madre de la fallecida y de comunicarse con ellas durante 38 años.

Solicitan una indemnización de 60.000 euros para cada una de las dos hermanas de la fallecida y otros 60.000 euros para los herederos de la hermana fallecida, y 80.000 para su madre.

El abogado del joven considerado culpable ha pedido que sea condenado a la pena menor contemplada, por su edad, ya que era un adolescente cuando ocurrieron los hechos y considera excesivos los 20 años de cárcel solicitados. Ha reclamado también una reducción de las indemnizaciones que entiende «desmesuradas».

El defensor del marido ha pedido también la pena mínima por el delito de malos tratos habituales, que sería de 6 meses, lo que implicaría que no entraría en prisión.

El presidente del tribunal, el magistrado Juan Pedro Yllanes, ha declarado el juicio visto para sentencia tras felicitar al jurado por su trabajo.

El joven declarado este jueves culpable será juzgado a finales de mes por presunta simulación de delito, por fingir un intento de secuestro y denunciarlo ante la policía con intención de vengarse de su expareja, que a su vez le había denunciado por malos tratos.

Este suceso ocurrió dos meses antes del asesinato de su madre, y de hecho ella estaba citada como testigo en este juicio.