Catalina Parets Castell, de 41 años, permanece ingresada en una habitación del hospital de Inca. | Alejandro Sepúlveda

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«Salí a pasear a mi perro ‘Dogo' y de repente vi que el pit bull se escapaba por la puerta de una planta baja, que habían dejado la puerta abierta. Se abalanzó a por nosotros y yo cogí a mi perrito: no tuve tiempo de más. Me mordió la mano y me la destrozó, fueron unos segundos eternos».

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Catalina Parets Castell es la vecina de sa Pobla de 41 años que el lunes fue brutalmente atacada por un perro de raza peligrosa. Cuatro días después de la dramática experiencia, Catalina continúa recuperándose de sus lesiones en el hospital de Inca. «Cuando me den el alta tendré que hacer rehabilitación para poder volver a mover los dedos. La mano la tengo destrozada, con dos cortes horribles. No sé cuantos puntos de sutura me han puesto», relató ayer a este diario.

Según Catalina, después de sufrir el ataque, los vecinos se encararon con los dueños del pit bull y les recriminaron todos los problemas que estaban ocasionando en sa Pobla. «Yo tengo un hijo pequeño, imagínate que sale él a pasear a nuestro perrito en mi lugar. ¿Qué habría pasado? Esa bestia puede matar a cualquiera». La víctima ha presentado una denuncia y espera que sus vecinos «lo paguen caro, porque yo me he quedado con una mano destrozada».