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Los padres de Asunta Basterra se han visto este miércoles por primera vez las caras dentro del juicio que se celebra por la muerte de su hija, de la que ambos están acusados, una sesión en la que han mantenido actitudes diametralmente opuestas y en la que no han intercambiado palabras.

Rosario Porto, sentada junto a su abogado, ha permanecido toda la sesión cabizbaja, llorosa, afectada y compungida. Vestida completamente de negro, la madre de Asunta ha dispuesto sobre la mesa unas gafas de ver y un paquete de pañuelos de papel que ha tenido que utilizar en varias ocasiones al romper a llorar.

La madre de Asunta ha permanecido muy afectada durante las casi seis horas que ha durado la sesión inicial y ha dejado ver abundantes gestos de dolor al oír hablar de su hija, los detalles de su muerte y el supuesto plan que orquestó junto a su exmarido para matarla. Diciendo que 'no' con la cabeza o con los ojos cerrados, la acusada ha hablado en varias ocasiones con su letrado, que le ha recomendado que se tranquilizase.

Por momentos, Porto ha mirado también al jurado popular y al público presente y se ha quedado pensativa y con la mirada perdida mientras intervenían las partes.

Alfonso, reflexivo

En una actitud muy diferente ha iniciado la sesión su exmarido, Alfonso Basterra. Vestido con un jersey azul, vaqueros y zapatillas deportivas, el acusado ha pasado más de la mitad de la sesión en actitud reflexiva, relajada y fría.

No obstante, a medida que iban avanzando las intervenciones, el padre de Asunta ha negado enérgicamente con la cabeza al oír las acusaciones que se le imputan y ha mirado reiteradamente hacia el techo y el suelo de la sala.

Recostado en la silla, de brazos cruzados e incluso con las manos en los bolsillos, Basterra ha ido incrementando su tensión a lo largo de la jornada y sólo se ha mostrado emotivo y afectado durante la intervención de su abogada, en la que hizo hincapié su sufrimiento como padre de la víctima, cuando llegó a secarse las lágrimas.

Máxima expectación

La expectación por observar la reacción de ambos acusados en la sala era máxima y el público agotó los puestos para asistir de forma presencia a la audiencia pública.

La primera vista en abierto de este juicio, que coincidía además con el día en el que Asunta Basterra hubiera cumplido 15 años, comenzó sobre las 9.45 horas y se extendió hasta pasadas las 15.30 horas, aunque se acordaron dos recesos de en torno a media hora.

La posición de las partes -con Basterra y su abogada sentados detrás de Porto y su letrado- impidieron que los acusados, que llegaron en el mismo furgón a los juzgados desde la cárcel de Teixeiro, intercambiasen miradas o gestos durante la sesión.

Sin embargo, Alfonso Basterra y Rosario Porto tampoco hablaron durante los recesos, en los que permanecieron dentro de la sala, a escasos metros, debatiendo con sus abogados pero sin interactuar entre ellos.