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El acusado de robar e incendiar dos apartamentos en un edificio de El Toro donde residía, en noviembre de 2014, para quien la fiscalía pide una condena de 18 años y medio de prisión, ha negado este lunes en la primera jornada del juicio en la Audiencia de Palma tener ninguna intervención en lo ocurrido.

El acusado ha relatado que aquella madrugada, tras oír ruidos en el apartamento contiguo al suyo y ver que había un incendio, saltó a la terraza de al lado para intentar avisar a la vecina y a la siguiente también para dar la alerta y que le dejaran salir pero como no le abrió nadie, volvió por el mismo sitio a su vivienda.

Ha negado haber entrado en ninguno de los apartamentos, ser autor del robo ni haber provocado los incendios. «Nunca en mi vida he robado nada», ha asegurado y ha dicho que antes de ser encarcelado por estos hechos trabajaba en la empresa familiar y ganaba unos 2.000 euros netos al mes. «No tengo ningún móvil ni ninguna necesidad de hacer nada parecido ni he hecho nada parecido en mi vida», ha insistido.

Sobre el hallazgo en su vivienda de un microondas, un taladro y un destonillador que la propietaria de dos de los apartamentos asaltados identificó como suyos, el acusado ha detallado que al día siguiente del incendio, al mirar por la terraza para interesarse por los daños sufridos en su propia casa, los vio a la intemperie sobre un tejadillo y decidió cogerlos para guardárselos a la vecina.

No informó sobre ello a la guardia civil en ninguno de los interrogatorios que le hicieron porque no le pareció importante.

Varios de los guardias civiles que acudieron al incendio han relatado al tribunal que el fuego provocó mucho humo, que las llamas salían y alcanzaban las plantas superiores donde había gente pidiendo socorro y que tuvieron que evacuar a unos 40 vecinos por el peligro que existía.

Algunos agentes entraron en uno de los apartamentos incendiados en busca de una señora porque el vecino (hoy acusado) les dijo que creía que la vecina podía estar dentro, aunque no hallaron a nadie y resultaron afectados por inhalación de humo.

Dos guardias han relatado que los bomberos señalaron desde un principio que el fuego había sido intencionado y vieron que en uno de los apartamentos había señales circulares encima de dos camas distintas que revelaban la presencia de algún acelerante, y en el otro también había varios focos diferentes.

Además se fijaron en que los cajones y armarios habían sido registrados y revueltos. Varios vecinos les contaron que una hora antes habían oído rotura de cristales y ruido en los apartamentos.

Uno de los guardias ha contado que el acusado estuvo colaborando con ellos, les facilitó trapos mojados y al principio no quería marcharse.

La dueña de los dos apartamentos quemados ha explicado al tribunal que había vuelto a Inglaterra dos meses antes del incendio, en septiembre, y que para el vecino era fácil darse cuenta de que ella no estaba allí porque su dormitorio daba con la pared de su propia casa y además si hubiera estado habría visto la luz.

Ha señalado que su relación con él era escasa, únicamente de saludarse.

En su declaración como testigo ante el tribunal, la anciana ha explicado que desde el incidente no ha vuelto a ser la misma persona y recibe tratamiento. Ha explicado que El Toro era su lugar de veraneo desde hacía 40 años y ha dicho que en el incendio perdió «mucho más que un apartamento vacacional» porque le hizo recordar «una y otra vez» la pérdida de su marido.

«Aunque vivíamos en Inglaterra, nuestro corazón estaba en El Toro», ha asegurado la mujer que ha dicho sufrir temblores y lapsus lingüísticos y tener que tomar pastillas «para sobrellevar al día a día».

Ha asegurado que en el incidente le robaron joyas que nunca ha recuperado y que los daños sufridos en las dos viviendas ascendieron a unos 122.000 euros.

En el juicio, que prosigue este martes ante la sección primera de la Audiencia, el fiscal pide una condena de 14 años de cárcel por un delito de incendio con peligro para la vida o integridad física de las personas y 4 años y 6 meses por robo con fuerza en casa habitada.