Fotografía facilitada por la Guardia di Finanza que muestra el interior del hotel Rigopiano, alcanzado por una avalancha de nieve. | GUARDIA DI FINANZA

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Dos días después, diez personas han sido localizadas con vida entre los restos del hotel sepultado por un alud en el centro de Italia y los equipos de rescate lograron hoy sacar a cinco supervivientes, entre ellos cuatro niños.

El jefe de Protección Civil, Fabrizio Curcio, aseguró hoy en una rueda de prensa que por el momento han sido localizados diez supervivientes bajo los restos del hotel Rigopiano de Los Abruzos (centro), destruido el miércoles por la tarde por una avalancha cuando en su interior se encontraban unas 30 personas.

Los primeros en salir hoy fueron una madre y su hijo que, en aparente buen estado, atravesaron un agujero excavado en la nieve y fueron recibidos con aplausos y abrazos de los bomberos que trabajan sin descanso en estas difíciles labores de socorro.

Son la esposa y el hijo de siete años de Giampiero Parete, un huésped que, junto a un trabajador del hotel, Fabio Salzetta, logró salir ileso del alud al encontrarse el miércoles fuera del establecimiento y dieron la voz de alarma cobijados en un coche.

Posteriormente los bomberos anunciaron el rescate, también hoy, de tres niños que habían permanecido acompañados por una mujer que se espera pueda salir a la superficie en las próximas horas.

El resto de supervivientes localizados esperan en el interior del hotel a ser rescatados pues las operaciones de salvamento se desarrollan con extrema cautela debido al temor de que la estructura del establecimiento pueda hundirse o se desencadene otro alud.

Según un balance aún provisional divulgado por las autoridades, en el hotel se encontraban en el momento del desastre unas 30 personas, de las que dos fueron encontradas muertas el miércoles,

Por ello se estima que entre los restos del establecimiento podría haber una veintena de personas desaparecidas de las que los equipos de salvamento aún no han obtenido noticias.

En Italia ya habla del «milagro» del hotel Rigopiano pues el hallazgo de supervivientes se daba por imposible a causa del frío y de la falta de electricidad en su interior, del que los socorristas no captaron señales de vida en un primer momento.

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Los expertos consideran que estas diez personas se han salvado porque se cobijaron cerca de un forjado y no estaban en contacto directo con el hielo que invadió gran parte del interior y porque algunos se encerraron en la cocina, donde tuvieron acceso a alimentos y a fuego.

Parete, el hombre que logró alertar sobre el alud, había dado por muertos a su esposa Adriana y a sus hijos, Gianfilippo y Lodovica, y finalmente ha visto cómo toda su familia se encontraba entre los supervivientes.

La mujer y el hijo de siete años fueron trasladados al hospital de Pescara y su director, Rossano di Lucio, dijo en rueda de prensa que se encuentran en buenas condiciones de salud.

La comparecencia fue interrumpida por los gritos de un grupo de familiares que, desesperados tras horas de espera e incertidumbre, reclamaban conocer el nombre del resto de supervivientes.

La tragedia se produjo el miércoles cuando una avalancha de nieve sepultó al hotel, probablemente ocasionada por los cuatro terremotos de magnitud superior a los 5 grados registrados esta semana en la zona del centro de Italia.

La zona ha registrado un temporal de nieve y frío por el que han perdido la vida cinco personas, que se suman a los dos cadáveres recuperados entre las ruinas del hotel, según el responsable de Protección Civil.

El Gobierno italiano ha prorrogado el estado de emergencia en esta zona, decretado desde que el pasado 24 de agosto un terremoto arrasó municipios como Amatrice, donde murieron casi 300 personas.

Para las labores de socorro más urgentes el Consejo de Ministros anunció hoy 30 millones de euros y, según el primer ministro, Paolo Gentiloni, se invertirán miles de millones en la reconstrucción de todo el área.

Esta zona de la región de Abruzos ha sido afectada en los últimos días por las intensas nevadas y por una alta actividad sísmica que ha provocado algunos derrumbes en los que han muerto un total de cinco personas, según las cifras de Protección Civil.