La escena, grabada por una cámara de seguridad, reabre el debate sobre la brutalidad policial en Francia contra personas de origen extranjero, al ser el sospechoso de raza negra.
El joven fue detenido en un control de documentación a varios sospechosos de vender droga en un suburbio al norte de París, y al parecer opuso resistencia.
Otros tres oficiales también fueron acusados por la detención, supuestamente violenta, y todos han sido apartados de sus funciones.
El agente implicado afirma que el suceso fue fortuito, cuando los pantalones se bajaron por sí mismos debido al forcejeo, mientras que la víctima asegura que la acción del agente fue voluntaria, que le insultaron con argumentos racistas, e incluso le escupieron.
El joven sufrió heridas graves y tuvo que ser intervenido en la zona anal. Además, también sufrió lesiones en la cabeza y rostro. Los hechos han supuesto una gran indignación en el barrio, desencadenando protestas que causaron algunos desperfectos.
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