Los sanitarios se disponen a trasladar a la menor al hospital tras el atropello, el pasado 26 de abril. | J. J. Monerri

TW
37

El profesor del colegio Madre Alberta de Palma y el taxista denunciados por el atropello mortal de una alumna declararon ayer ante el Juzgado de Instrucción 5 de Vía Alemania, que instruye el caso. Ambos testificaron en calidad de investigados por un presunto delito de homicidio imprudente.

El siniestro se produjo el pasado 26 de abril sobre las 09.30 horas. El grupo de Tercero de ESO al que pertenecía la joven estaba ese día con dos profesores de educación física. Las menores tenían que realizar una prueba cronometrada de orientación en un bosque junto al colegio. El punto de partida les obligaba a cruzar la calle. Uno de los docentes daba la salida y el otro estaba en la zona boscosa. Junto al punto de partida se detuvo un camión averiado a esperar la grúa, que impedía la visibilidad. Cuando la menor salió para cruzar la calle fue arrollada por un taxi y sufrió lesiones muy graves. Días después, el 3 de junio, murió en el hospital.

Noticias relacionadas

El primero en comparecer ante la jueza que investiga el caso fue el taxista. El hombre declaró por espacio de unos 40 minutos, afirmó que no iba rápido y no tuvo tiempo de frenar ya que se encontró con la menor de forma repentina, a menos de un metro, que le salió de detrás de un camión. Según el informe de la Policía Local, el taxista circulaba al menos a 64 kilómetros por hora en un tramo limitado a 50. El conductor negó que superara el límite de velocidad, indicó que conocía ese tramo y las personas que había por la zona eran algo habitual a esas horas en las inmediaciones del colegio.

Después declaró, durante más de hora y media, el profesor que daba las salidas a las menores. El docente afirmó que ese tipo de actividades se realizaban desde hacía años, en esa misma zona, y estaban autorizadas por los padres. El profesor descargó la responsabilidad del atropello en la menor al negar que le hubiese dado la orden de salida y ella cruzó la calle sin percatarse de que pasaba un taxi en ese mismo momento. El informe policial reflejaba que el punto de partida de la actividad, a unos cien metros de un paso de peatones, «generaba un riesgo potencial al tener que cruzar la calzada de forma apresurada». El profesor manifestó en este sentido que a pesar de que el camión averiado se hubiese parado junto a su posición la visibilidad era buena.