La Audiencia de Palma acogerá el juicio próximamente. | Alejandro Sepúlveda

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El verano de 2013 empezó la pesadilla. Una adolescente china de 13 años fue violada en repetidas ocasiones y quedó embarazada de un hombre de 31 y de la misma nacionalidad con el que convivía en su domicilio de Manacor. Un día de mayo de 2015, el padre de la menor echó al acusado de la vivienda tras encontrarlo de madrugada en la habitación de su hija.

El sospechoso, que se encuentra en prisión provisional desde el 30 de septiembre de ese año, afronta 17 años de cárcel por un delito continuado de agresión sexual. La fiscal pide una indemnización de 30.000 euros para la víctima. La Audiencia de Palma acogerá el juicio próximamente.

El ministerio público recoge en su escrito que el acusado compartía domicilio con la víctima y su familia en el año 2013. La niña era la hija del hermano menor del marido de la hermana del procesado. Un día de verano de ese año, el hombre aprovechó que no había nadie más en la vivienda para entrar en el cuarto de baño mientras la chica se peinaba. La cogió de los brazos, le bajó los pantalones y la forzó. La adolescente gritaba y le pegaba para que le soltara. Nunca había mantenido relaciones sexuales.

El hombre, con posterioridad a este episodio, agredió sexualmente a la menor «al menos en siete u ocho ocasiones» siempre en el dormitorio de la víctima o del acusado. Cogía a la adolescente de los brazos y le decía que si se lo contaba a sus padres «morirían juntos».

Los hechos cesaron en mayo de 2015 cuando el padre de la niña echó al acusado de la casa tras sorprenderlo de madrugada en la habitación de su hija. La chica, a raíz de las violaciones, quedó embarazada y tuvo un hijo del agresor. El Consell de Mallorca asumió la tutela del bebé.

La menor, en la actualidad, todavía sufre estrés postraumático. Tiene vergüenza, rabia, tristeza, culpa y terror «hasta el punto de pensar en quitarse la vida», entre otras secuelas, según sostiene la fiscal.