La Audiencia Provincial de Álava ha acogido este martes una nueva sesión del juicio contra Daniel M., un profesor de música acusado de asesinar a la bebé Alicia, a la que el 25 de enero de 2016 lanzó desde la ventana de su piso de Vitoria.
El encausado, que en el momento de los hechos tenía 30 años, reconoce haber lanzado a la niña por la ventana, aunque alega que lo hizo porque vio en ella a la «semilla del mal» y porque se siente como un «ángel» que tiene la misión de «salvar el mundo».
La defensa solicita que se le exima de toda responsabilidad penal, al considerar que cuando mató a la niña se encontraba en un estado de enajenación mental. La acusación, por el contrario, estima que el supuesto delirio de Daniel es «mero teatro», y reclama que se le condene a prisión permanente revisable.
Durante la jornada de este martes han declarado los médicos y psiquiatras que han atendido al acusado tanto en el hospital de Santiago de Vitoria tras el asesinato, como en los centros penitenciarios de Valladolid y Dueñas (Palencia).
El psiquiatra de los centros penitenciarios de Dueñas y Valladolid ha explicado que tras el suceso, ha tratado en varias ocasiones al acusado, un tiempo en el que ha podido ver su evolución a lo largo del tiempo, y ha afirmado que «no presenta un desarrollo psicótico». «Mi impresión es que no -parece esquizofrenia paranoide-», ha contestado a preguntas de la acusación.
Respecto al hecho de que se le pautara 'quetiapina', un medicamento antipsicótico, el psiquiatra ha explicado que este tipo de medicación no es exclusiva para tratar la esquizofrenia, sino que también es frecuente su uso como hipnótico en dosis muy bajas, como se le pautó al acusado.
Según ha reiterado, dado que no apreció un desarrollo psicótico, no le pautó una medicación para esos síntomas porque no los advirtió y solo le ha recetado medicación para problemas de sueño y, de forma «puntual» para bajar síntomas de ansiedad que ha achacado a estar dentro del centro penitenciario y al «nerviosismo» por la cercanía del juicio.
Comportamiento
Asimismo, ha explicado que el comportamiento del acusado en prisión no ha llamado la atención o ha sido incoherente, y ha explicado que antes del suceso, Daniel le explicó que no había sido tratado a nivel psiquiátrico, sino que solo había acudido a un psicólogo hace tres años por un problema de pareja. «No constaban antecedentes psiquiátricos», ha aclarado.
También ha informado de que en sus sesiones, el acusado le comentó que consumía marihuana y alcohol pero que no era un «gran consumidor», sino que lo hacía «de manera esporádica». Además, ha hecho referencia al informe del Hospital Santiago de Vitoria, «más cercano a los hechos», en el que tampoco se aprecia una patología psicótica. «Hay concordancia. En los meses en los que lo he tratado no he apreciado patología psicótica», ha indicado.
El psiquiatra que atendió a Daniel en la unidad de Psiquiatría del Hospital Santiago de Vitoria tras el suceso, ha explicado que la psiquiatra de guardia en Urgencias derivó a Daniel a la Unidad de Psiquiatría para que fuera valorado en un contexto «más idóneo».
Según ha explicado, al revisar su historial médico en Osakidetza solo constaban episodios asistenciales por motivos comunes, sin antecedentes psiquiátricos. Asimismo, ha explicado que en la primera entrevista el acusado se encontraba adormilado por la medicación que se le suministró para poder dormir, lo que dificultó su valoración pero ha precisado que no hizo referencia al «fin del mundo».
En una segunda valoración, ha explicado que detectó «rasgos un poco peculiares en él» con ideas «poco comunes sobre el bien y el mal» pero ha afirmado que no detectó una «patología psiquiátrica mayor en cuanto a síntomas psicóticos». Sin embargo, a preguntas de la defensa ha reconocido que por consumo de cannabis se puede padecer un «brote» psicótico «de horas».
Además, ha indicado que comprendía que lo que había hecho era «ilícito» con comentarios como que se iba a pasar «buena parte de su vida en la cárcel» y afirmó: «Mi vida ya ha cambiado para siempre». Además, no detectó que tuviera alguna alucinación.
El psiquiatra ha insistido en que descartó que hubiera patología psicótica o patología mayor y , en consecuencia, le dio de alta el 27 de enero de la Unidad de Psiquiatría al no detectar patología mental, sin prescribirle ningún tratamiento.
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