Imagen de archivo del 'Unabomber' mallorquín. | Joan Torres

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Los vecinos del ‘Unabomber’ mallorquín que pretendía sembrar de bombas el campus de la UIB a principios de octubre de 2012 viven atemorizados. El chico vive solo en un piso ubicado en la barriada de La Soledat, y los problemas con su comunidad de propietarios son insoportables y no dejan de aumentar.

Los residentes sostienen que se trata de un joven enfermo y muy conflictivo. «Es habitual que por las noches comience a gritar y que lance todo tipo de objetos por la ventana, además del romper el mobiliario común o lanzar cristales a la terraza. Pega fuertes golpes, y si alguien le llama la atención responde con extrema violencia. Tenemos mucho miedo», apunta uno de los vecinos.

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Por su parte, la policía ha recibido varias denuncias y quejas desde que saliera de prisión. En todas ellas, las personas que viven en las proximidades manifiestan que temen por sus vidas y las de sus familiares. «Nosotros hemos visto como el ‘Unabomber’ le decía a la policía que tenía esquizofrenia y que no puede controlarla. De hecho, hay temporadas que se lo llevan y queda ingresado en psiquiatría. ¿Quién controla a este chico? ¿Y si le da por poner otra bomba?», añade otro de los vecinos consultados que prefiere mantener su anonimato por miedo a posibles represalias.

La Audiencia de Palma le condenó 4 años de prisión por tenencia de explosivos. Tras quedar en libertad, han llegado los problemas.