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Dos acusados de violar en septiembre de 2015, en una casa abandonada de Cala Rajada, a una chica tras salir de una discoteca, han asegurado en el juicio que fueron relaciones consentidas, si bien uno de ellos ha admitido que la mujer recibió algún golpe y el otro que ella se marchó desnuda.

En su declaración durante el juicio celebrado este lunes ante la sección primera de la Audiencia de Palma, en el que la Fiscalía ha pedido condenas de 13 años de prisión para uno de ellos y de 15 para el otro, ambos han contado que trabajaban en una discoteca y el día de los hechos, al terminar su jornada se fueron con una clienta para hacer un trío sexual.

«Los tres sabíamos dónde íbamos y a qué íbamos», ha dicho el acusado para quien la Fiscalía y la acusación particular piden 15 años de prisión, que ha relatado que las relaciones sexuales que mantuvieron fueron consentidas, ha negado que hubiera forcejeo o golpes y ha atribuido los moratones de la víctima en las nalgas a que la agarró durante las relaciones.

Ha detallado que en un momento en el que ella le pidió que parase, lo hizo. Ha admitido que ella salió a la calle «en pelotas» y ha dicho que se sorprendió al oirla llorar y gritar que la habían violado una vez alcanzó la calle.

El otro acusado, para quien la Fiscalía pide 13 años de cárcel y la acusación particular también 15, ha explicado que la joven le hizo una felación y que cuando pidió parar él se detuvo. Ha admitido que «a lo mejor» el otro acusado golpeó las nalgas en algún momento a la mujer, algo que ha descrito como «lo normal», y ha dicho que la chica se puso la ropa interior antes de irse.

La víctima no ha acudido al juicio y no ha podido ser localizada.

Nerviosismo

El recepcionista de un hotel cercano a la casa abandonada ha relatado en su declaración como testigo que aquella noche la joven llegó a la puerta del establecimiento completamente desnuda, pidiendo ayuda y llorando. Le dio una toalla para que se cubriera y avisó a la Guardia Civil.

Uno de los agentes que acudió al hotel ha relatado que la chica estaba nerviosa, con «miedo» y que al llevarla al hospital dijo que la habían agredido.

Ha detallado que cuando fueron a la casa abandonada donde dijo que tuvo lugar la agresión, a dos manzanas del hotel, vieron un colchón con sábanas y velas encendidas en una habitación donde encontraron los pantalones y parte de la ropa interior de la mujer.

La forense que la inspeccionó ha coincidido en que estaba muy nerviosa y «muy enfadada» con lo que le había pasado. Ha explicado al tribunal que la mujer presentaba leves restos de sangrado y el cuello del útero congestionado, signos compatibles con sexo fogoso pero también con relaciones violentas.

La especialista ha relatado que esos signos no son «indicativos» pero sí «compatibles» con el relato de la víctima de una relación sexual no consentida. También tenía hematomas en los glúteos que no eran debidos solo a un agarre propio de una relación sino a «golpes directos».

La fiscal ha pedido la condena de los dos acusados porque considera que las contradicciones entre ambos revelan que su relato no es cierto y sí el de la víctima.

Ha recalcado que si pudo haber un consentimiento inicial de la mujer para mantener relaciones sexuales, cuando éstas adquirieron cariz violento dejó de haberlo. Ha indicado que la presencia de sangrado y hematomas en la víctima manifiesta que la relación fue violenta y ha subrayado que «no hay consentimiento cuando una persona sale desnuda corriendo de una casa».

El acusador particular, que pide 15 años de prisión para los dos acusados, ha descrito lo ocurrido como una agresión con ánimo libidinoso por parte de ambos, que la llevaron a un sitio que la mujer no conocía y ellos sí. Considera que, aunque la mujer no tenía una lesión como tal, los restos de sangre revelan que retiró el consentimiento para la relación por lo que el delito está consumado.

Los defensores han pedido la absolución de ambos y han destacado en sus conclusiones que la denuncia es contradictoria y poco clara sobre lo ocurrido, por lo que es insuficiente para sostener la acusación.

Han señalado que hubo consentimiento para las relaciones sexuales, como revela que un testigo de la discoteca ha declarado que entre los acusados y la víctima había complicidad, y que cuando dejó de haberlo ambos se apartaron, como han reconocido.
El juicio ha quedado visto para sentencia.