Mohamed Harrak, condenado por vender droga en Palma. | Guillermo Esteban

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Mohamed Harrak convenció a los jueces de la Audiencia Nacional de que no era un terrorista que residía en Son Gotleu, en 2016, ni reclutaba a personas para combatir en Siria. Fue absuelto de yihadismo. El joven, de origen marroquí, no pudo demostrar que no vendiera droga después de que la Policía Nacional hallara en su vivienda una maleta con 12 gramos de cocaína y una balanza de precisión. En la taquilla del hotel donde trabajaba como cocinero, en Santa Ponça, también encontraron una báscula. El tribunal de la Sección Primera de lo Penal lo condenó a tres años de cárcel y el Supremo confirmó la sentencia por narcotráfico. Hace un mes que ha ingresado en la cárcel de Palma para cumplir la condena de tres años de cárcel por tráfico de drogas.

Los magistrados entendieron que tanto el hallazgo de la sustancia estupefaciente como las conversaciones interceptadas acreditan una actividad de venta de droga. «Parece que este señor es Pablo Escobar», manifestó, irónico, en el juicio su abogado defensor, Pedro Casado, durante el interrogatorio a uno de los investigadores en la Audiencia Nacional.

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Harrak fue detenido en abril de 2016 tras un amplio despliegue policial en Son Gotleu. Su actividad en varias redes sociales había levantado las alarmas de la lucha antiterrorista, que vio en él un posible colaborador del Estado Islámico. El joven ingresó en cuatro cárceles de España y pasó más de un año y medio en prisión preventiva en las condiciones que se aplican a los presos por terrorismo islámico.

En el juicio quedó desdibujado ese papel y fue absuelto del delito de terrorismo, pero no de tráfico de drogas. Su letrado pidió que se le suspenda la pena por un delito contra la salud pública, pero el Tribunal Supremo se lo denegó. Ahora está a la espera del indulto del Gobierno.