Los expertos aclaran desde un primer momento que los programas de reinserción social que se llevan a cabo en las cárceles españolas son voluntarios. Teniendo en cuenta esta premisa, y atiendo al perfil de Montoya, valoran que el asesino confeso de Laura Luelmo «sabe discernir entre lo bueno y lo malo. No es un enfermo, simplemente las normas no van con él». Y así se sostiene en su expediente:
Bernardo Montoya llevaba dos meses en libertad tras salir de prisión en octubre una vez que cumplió una condena de dos años y diez meses por dos robos con violencia contra mujeres ocurridos en 2015.
Previamente, cumplió otra condena de 17 años y nueve meses, en esta ocasión por el asesinato, obstrucción a la justicia y allanamiento de la vivienda de una anciana de 82 años en Cortegana, a unos 50 kilómetros de El Campillo.
Durante su primera condena, confirmada por la Audiencia Provincial de Huelva en 1997, Bernardo aprovechó un permiso penitenciario concedido en 2008 para tratar de agredir a una joven de 27 años que paseaba por un parque de El Campillo, hiriendo al perro de la muchacha de una puñalada. Fue condenado por amenazas por el Juzgado Penal número 3 de Huelva a un año y seis meses.
La reinserción es posible
Los psicólogos que trabajan con presos creen en la reinserción, evidentemente, aunque reconocen que hay «perfiles que son más resistentes al cambio. Hay gente que busca cambiar, que pide ayuda y la reinserción es una herramienta más. Pero no es un lavado de cerebro y garantiza un cambio», apuntan.
En este sentido, los psicólogos reconocen que hay un porcentaje, «aunque muy pequeño», de la población penitenciaria que «es incompatible para vivir en sociedad. Lo sabemos, pero las leyes son las que son».
Bernardo Montoya, subrayan, parece ser uno de esos casos.
41 comentarios
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Este personaje ha pedido disculpas por recomendación de su abogado, para bajar la pena, lo digo por si alguien aún cree que con "educación" se reforma a este y vive en los mundos de yupi. Y lamentable el espectáculo de la familia del despojo, que salen dando pena en televisión. Ahora resulta que todos eran unos santos y nadie sabía lo que hacía este, venga ya. Hasta el hermano va de santo. Tendrían que inhabilitar a los que dan permisos a esta gentuza, después de que incluso agredan a funcionarios de prisiones. Los psicólogos buenistas que van con complejo de Teresa de Calcuta y de salvadores con esta calaña, harían bien en retirarse de su profesión por mala praxis y dejar paso a gente más capacitada.
Solo me gustaría que todos los que critican la cadena perpètua, me digan si eso Le pasa a una hija suya, esposa, nieta, madre etc a ver que harían porque yo si tengo claro lo que haría, arruinarme la vida, igual que si un okupa entra en mi casa. És muy triste pero creo que no va a haber más remedio que empezar a tomarse la justicia por la mano, o nos van a comer.
Que raro que este marchito, solo se atreva con mujeres.
Respuesta: no.
Estos personajes son psicópatas, no se pueden reinsertar , tienen una falta de empatía total contra todo ser vivo que les rodea. En la carcel se portan bién porqué no hay posibles víctimas , pero en cuanto les sueltas a la calle vuelven a demostrar de que pasta están hechos. Por favor señores del gobierno , dejen ya sus discursos pseudo-progresistas y vean la realidad , para gente así ,sí no se quiere aplicar la pena máxima , sólo hay una solución : CADENA PERPETUA.
Ccreo que este hombre y otras personas no son recuperables, ni pueden convivir libres en la sociedad. Ahora bien creo que de ser como es tampoco tiene toda la culpa, la psiquis de una persona puede estar alterada desde que nace al igual que otra parte del cuerpo, pero la persona tampoco tiene la culpa. Creo que estas personas deberían vivir en un entorno diferente al de la cárcel, y plenamente controlados. Los demás tampoco tienen la culpa de sus deficiencias
Aunque fuese posible merecen pudrirse en la carcel,como mínimo...
yo creo en la reinsercion,pero en el infierno para este sujeto y para los que le apoyan
Es posible q un asno vuele? Pues eso.
Hemos creado una sociedad que tiene miedo a llamar a las cosas por su nombre. Ese tipejo debe estar encerrado de por vida. No hay discusión posible