El presunto agresor declaró por videoconferencia a finales de octubre ante la jueza de Palma que investiga el caso. El hombre, que admitió que conocía a la víctima, se desvinculó totalmente del crimen.
El acusado explicó que residía en una chabola del polígono de Son Rossinyol, donde también vivía Vasile Manole, y que tenía enemistad con él, pero negó haberlo matado. El detenido huyó de Mallorca en barco a Barcelona un día después del hallazgo del cadáver. La Policía Judicial de la Guardia Civil siguió sus movimientos. El fugitivo fue a ver a su hija, que vive en Logroño, para pedirle dinero y luego dirigirse a Francia.
El cuchillo con el que supuestamente arrebató la vida a Vasile Manole no ha aparecido. Los investigadores tampoco han encontrado el coche con el que habría transportado el cuerpo de la víctima hasta el tramo de la carretera M-6014, en dirección a la M-6015, que conecta Cala Pi con s'Estanyol.
Un vecino que buscaba setas en la zona encontró el cuerpo sin vida del hombre tras un muro. Iba vestido con una camiseta de manga larga, levantada hasta el ombligo, pantalones oscuros y deportivas. La autopsia desveló que el fallecido, que tenía un corte en el cuello de 20 centímetros, se intentó defender de su agresor, pero sufrió una paliza. Tenía fracturas de costillas, en el esternón y en un brazo.
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