Dinero y objetos recuperados por la Policía Nacional. | Archivo

TW
8

La banda internacional de más de 50 carteristas rumanos desarticulada por la Policía Nacional utilizaba un vocabulario propio. Mallorca era su ‘coto de caza' privado. Un par de ‘brigadas' vivían en la Isla de alquiler durante todo el año para informar al resto de compatriotas de la llegada de turistas de avanzada edad. A estos, las víctimas más vulnerables, los denominaban «centauros», como el ser de la mitología griega.

La Policía Nacional, a través de infinidad de seguimientos y pinchazos telefónicos a más de 20 móviles, comprobó que la organización usaba estos términos en sus conversaciones.

Los carteristas se multiplicaban en las últimas décadas con la llegada de extranjeros, sobre todo en primavera y verano, que era su particular temporada de caza mayor.

Noticias relacionadas

Los cazadores de carteras al descuido actuaban principalmente en zonas como s'Arenal, Playa de Palma, Catedral, Castell de Bellver, Casc Antic, Cala Rajada o el Port de Sóller. No hacían uso de violencia ni intimidación, sino que esperaban con paciencia a que la presa se despistara. A veces se disfrazaban de turistas con mapas para camuflarse entre sus víctimas y otras utilizaban a menores de edad para cometer los delitos.

Los delincuentes se desplazaban en autobuses de la EMT o en coches particulares que seguían a gran velocidad a los autocares de extranjeros que formaban parte de viajes programados. Estudiaban la ciudad. Sabían cuándo llegaban los ferris, los horarios de visitas a determinados monumentos y cuáles eran los buses de línea con mayor afluencia.

La red estaba perfectamente coordinada y sus miembros iban de ‘safari' por otros lugares de España como Valencia, Catalunya o Andalucía y, también, por países europeos -Alemania, Italia o Grecia- e incluso América, según consta en las diligencias policiales. El dinero que obtenían con los hurtos lo enviaban a Rumanía para asegurarse ‘un plan de jubilación'. La Policía Nacional ha detectado 1.670.000 euros en transacciones a su país y calcula que la banda habría logrado más de 12,5 millones en los últimos diez años. Los agentes, que detuvieron a 34 miembros de la organización, imputan más de 300 hurtos a los acusados en tan solo tres meses. Los investigadores han emitido órdenes de busca y captura europeas contra otros 18 sospechosos que se encontraban fuera de Mallorca.

La jueza decretó el ingreso en prisión, el jueves pasado, de los seis cabecillas y desterró a otros 20 de Mallorca. La temporada de caza mayor ha terminado para los carteristas. Sin efectivos, sin turistas... sin «centauros».