Salvatore Di Giovanni y María Teresa, padres del fallecido, posando con la foto de su hijo en el móvil. | Julio Bastida

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Acaban de salir de las dependencias del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía y se funden en un abrazo con los investigadores.

Salvatore Di Giovanni y María Teresa, los padres de Vito, el joven de 25 años fallecido tras ser arrollado por su novia en Palma, están rotos de dolor y con lágrimas en los ojos. Bajan las escaleras de la Jefatura Superior de Policía no sin antes agradecer a los policías su implicación y entrega en la resolución del caso.

«Han asesinado a mi hijo y lo más indignante es que el juez ha dejado libre a la culpable de su muerte. No entendemos su decisión. Ella mintió desde un primer momento, ofreció varias versiones diferentes sobre lo sucedido y a pesar de ello, está libre», apunta Salvatore Di Giovanni

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Los padres del joven italiano, afincado en Mallorca desde hace unos cuatro años, están rotos de dolor y con una gran sensación de impotencia. «Esta mujer estuvo viviendo en nuestra propia casa durante algo más de dos meses. Recuerdo que estuvimos cenando y pasando las fiestas de Navidad todos juntos ¿y ahora? ¿Cómo ha podido acabar con la vida de nuestro pequeño Vito?», comenta María Teresa.

Los padres sostienen que su hijo mantuvo una acalorada discusión –por causas que desconocen– con ella. «En la cámara se puede apreciar como Vito se pone frente al coche para evitar que ella se marchara y seguir hablando. En un momento dado, ella dio un acelerón y se lo llevó por delante. Dejó a mi hijo tirado como a un perro en el suelo y se marchó. Unos 30 segundos más tarde, la cámara de seguridad de un local de la zona recoge como ella vuelve, con mucha tranquilidad, se aproxima hasta el lugar donde estaba Vito y llama por teléfono a los equipos de emergencia», comenta Salvatore.

«El accidente se produjo de noche y hasta al día siguiente no nos avisó que nuestro hijo estaba en el hospital. Unas horas más tarde, falleció. Lo único que pedimos es justicia y que ella pague por su muerte», apunta María Teresa. «Queremos agradecer a la Policía Nacional el trato que hemos recibido. Al principio el juez decretó el secreto de sumario y no entendíamos muy bien que los policías no nos dijeran nada. Ahora lo entendemos todo. Estaban limpiando las imágenes de la grabación con los técnicos informáticos y al final han conseguido obtener una secuencia nítida. La grabación de la cámara del local ha resultado determinante para esclarecer los hechos», concluye Salvatore.