«Por intentarlo que no sea», relataba anoche uno de los bomberos que participaba en la operación, en un vídeo que muestra a sus compañeros como abrir con excavadoras una zona libre de obstáculos y una zanja amplia con la esperanza de que el río de lava que está a las puertas del pueblo elija el camino fácil y siga barranco abajo.
La estrategia es desesperada. Requiere además enfriar los flancos de la colada para que el movimiento se concentre en la cabeza... e intentar «guiarla» hacia un barranco cercano a la iglesia.
«Las condiciones y la orografía del lugar lo están permitiendo a diferencia de otros lugares, pero no sabemos si servirá», reconocen.
Todoque tiene 1.310 habitantes. Durante el martes, cuando ya sabían lo que se les venía encima, las autoridades les permitieron pasar rápidamente a sus casas a recoger los enseres que quisieran recuperar, bajo la supervisión de los equipos de emergencia.
La colada de lava avanza más lenta de lo que se temía, por lo que esta mañana el Cabildo de La Palma les invitaba a apurar una última oportunidad de salvar efectos y recuerdos, si era posible.
Pero la tarea de encauzar un río de fuego, por lento que avance, es incierta: la colada tiene varios metros de alto y detrás hay un volcán que no cesa de vomitar lava. Y ésta empuja ladera abajo.
Solo «enfriarla» en un su corteza más superficial, como intentan los bomberos, parece imposible: se trata de roca fundida a más de 1.000 grados.
«Al final, llegó al pueblo. Va despacio, pero... no para», dice otro bombero mientras muestra a sus compañeros la situación de la colada en un vídeo grabado a las 20.30 horas.
Si lo consiguen o no se sabrá a lo largo del día, pero como dicen los propios bomberos de Gran Canaria, que no sea por intentarlo.
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