Okupación. En la imagen superior puede apreciarse a un okupa saltando de vivienda en vivienda por los patios traseros. El clan gitano vive enganchado ilegalmente a la luz y al agua. | R.S.

TW
93

Los vecinos de la barriada de Son Molines, en Palma, ya no pueden más. Lo que empezó siendo un pequeño Melrose Place donde todos los residentes de la urbanización eran amigos, organizaban torradas y los niños jugaban juntos se ha convertido en una auténtica pesadilla. De las 14 viviendas y 21 aparcamientos ubicados justo en la parte trasera de Ikea, desde hace unos meses, siete casas han sido okupadas de forma ilegal por un conocido clan gitano llegado desde Son Banya. Ellos marcan su ley y tratan de imponer sus normas. Para ello, no dudan en utilizar la fuerza, amenazar a todo el mundo y si es necesario zarandear a los policías cuando acuden al lugar. De todo ello, los vecinos dan buena cuenta e incluso no dudan en mostrarnos varios vídeos que ratifican sus denuncias públicas.

«Hemos creado un grupo de WhatsApp que se llama ‘La que se avecina' donde compartimos los desastres que suceden aquí a diario. En estos edificios se vivía relativamente bien. Hay vecinos que residen aquí desde los años 60. En abril de 2021, llegaron los primeros integrantes del clan y aquí se rompió la tranquilidad. Fiestas, ruidos, gritos, peleas, enfrentamientos con la policía, rotura de puertas y paredes, etc. Se pasan toda la noche picando las paredes y haciendo agujeros, luces ultravioleta... es una pesadilla», apunta una de las vecinas de la zona.

Noticias relacionadas

Los denunciantes prefieren no mostrar sus rostros por miedo a represalias. «Vivimos amenazados. El trasiego de coches, entrada y salida por las noches es constante. Cada día nos encontramos más de 20 jeringuillas y toxicómanos que al salir de las casas se inyectan junto a los contenedores», señala uno de los vecinos del lugar. Los residentes se han unido y están cansados de llamar a la Policía Local y Policía Nacional para que actúen, pero la ley está del lado de los okupas y no los pueden sacar. «Están enganchados a la luz y al agua. Los niños están sin escolarizar y campan a sus anchas hasta las dos o las tres de la madrugada sin que nadie haga nada. De hecho, presumen de que las casas ya son suyas y que la policía no los sacarán nunca», añaden los afectados.

Incívicos

Otro de los problemas más importante de convivencia son los ruidos. «Hasta las cuatro de la madrugada nadie puede pegar ojo en el barrio. Esto coincide con la gran afluencia de vehículos que entran y salen. Después, se van a dormir y se impone el silencio hasta las doce del mediodía que es cuando se levantan de nuevo y los niños salen a la calle. Por supuesto, sin acudir al colegio», concluyen.

El apunte

Utilizan una de las viviendas para grabar vídeos de flamenco pop

Uno de los inmuebles okupados se ha convertido en un improvisado estudio de grabación. En ese punto se están grabando vídeos de flamenco pop que luego suben a internet. En las viviendas okupadas los técnicos de la compañía eléctrica y de Emaya tienen miedo y no se acercan. De hecho, los vecinos ya catalogan a Son Molines como el nuevo Son Banya 2.