Los expertos han observado un aumento de las denuncias.

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La Policía Nacional ha detenido esta semana a ocho hombres de entre 20 y 30 años por abusar sexualmente en manada de dos mujeres tras invitarlas a consumir bebidas alcohólicas. Los investigadores, a partir del testimonio de las cámaras de videovigilancia, creen que introdujeron otras sustancias en las bebidas para someter la voluntad de las jóvenes, a las que encontraron tiradas en mitad de la vía pública en estado de semiconsciencia. Sucedió en Madrid, en los aledaños de una discoteca de Chamartín, y se trata de la primera gran operación contra la sumisión química en la capital española. Acontece en paralelo a que en Mallorca el juez de guardia en un juzgado de Palma dictara libertad con cargos para tres arrestados por drogar con burundanga, violar y robar a una mujer en un piso de Magaluf (Calvià).

Las autoridades, tanto a nivel balear como nacional, permanecen atentas a un fenómeno que parece despuntar en los últimos tiempos, en los que su acción se centra en detectar y aislar los principales canales de entrada de productos que a veces no son netamente ilegales. Al menos ahora se producen denuncias, existe alarma social y una cierta concienciación. Sin embargo los expertos afirman que con esto no es suficiente. ¿Cómo podemos prevenirnos de los peligros de la sumisión química?

En base a lo que recomiendan las autoridades en la materia hay que mencionar en primer lugar que nadie está completamente a salvo de sufrir una violación por sumisión química. Popularmente se considera a las mujeres más expuestas a este tipo de situaciones, pero esta podría ser una apreciación paternalista y directamente falsa. Los profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que trabajan en esta materia recalcan que probablemente más hombres sufran violaciones a través de este método. Otra cosa diferente es que lo acaben denunciando o verbalizando, incluso en sus círculos más familiares. En muchos casos los profesionales sanitarios relatan que las víctimas de estos supuestos se presentan ante ellos con una suerte de falsa culpabilidad, y una falsa sensación de responsabilidad sobre la violación en sí que obstaculiza la fase más importante, la de de pedir ayuda.

Cierto es que la sumisión química no es algo especialmente nuevo, y productos mucho más populares y al alcance de la mano como el alcohol también pueden operar como agentes enajenadores. Sí cobra una dimensión diferente a través de internet y el comercio electrónico, pero se trata de una tipología bien conocida y descrita en los manuales de Criminología.

De hecho hace décadas en España hubo un cierto boom de la intoxicación mediante distintas sustancias para cometer diferentes crímenes, muchas veces el robo tal y como consta en el sumario del caso que previamente mencionamos, y cuyo procedimiento sigue su curso en un tribunal de Justicia balear. ¿Qué sucedió entonces? Fuentes policiales retratan una intensificación de las labores de prevención y actuación contra este tipo de prácticas delictivas, presión que en poco tiempo las relegó a un segundo plano.

El relato de las víctimas de Madrid, de 18 y 19 años, encaja bien en el paradigma de las agresiones sexuales con componente químico. Un grupo de hombres se les acercó para invitarlas a unas copas en un local de ocio. Tras consumirlas experimentaron síntomas graves de malestar, amnesia y pérdida del conocimiento. Las víctimas salieron a la calle y llegaron a caer al suelo, teniendo que ser atendidas por el personal de seguridad de la discoteca.

Al ser trasladadas al hospital por los servicios sanitarios los agresores aprovecharon para huir del lugar, aunque las imágenes grabadas y los testimonios han permitido finalmente identificarlos y proceder a su detención. En los exámenes médicos a las mujeres se hallaron varias sustancias estupefacientes en su organismo -MDMA, anfetaminas y metanfetaminas-, razón por la que tuvieron que ser ingresadas durante 24 horas. En el caso mallorquín el titular del juzgado de Instrucción número 9 de Palma dictó contra los acusados una orden de alejamiento sobre la víctima y les intervino los teléfonos móviles. En un domicilio de los arrestados la Guardia Civil descubrió un bote con una sustancia que podría corresponderse con benzodiacepina, fármaco ampliamente prescrito en el tratamiento de la ansiedad.

El apunte

Poner puertas al campo

La escopolamina, el componente químico que se utiliza médicamente para prevenir determinadas náuseas y vómitos y que popularmente se conoce como burundanga, es medianamente accesible con tal solo realizar un par de búsquedas en internet, no hablemos ya de los bajos fondos del mercado negro o el profundo y opaco deep web.

Algunas de las conocidísimas empresas dedicadas al comercio electrónico mundial incorporan en sus catálogos hasta una treintena de productos con ese alcaloide en su composición, o con belladona, una planta que contiene sustancias químicas que pueden ser tóxicas, con efectos secundarios importantes sobre el sistema nervioso central.