Agentes de la Policía Local de Palma dialogando con los recién instalados okupas de Son Güells. | R.S.

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Los okupas vuelven a tomar posesión de las viviendas ubicadas en los terrenos donde durante años se alzó el mayor vertedero ilegal en suelo urbano de la capital balear. Tras finalizar las labores de limpieza del basurero ilegal que arrancaron en septiembre de 2022 con un coste que ronda el millón de euros, las familias gitanas que fueron expulsadas de la zona han regresado de nuevo.

El solar, situado en las inmediaciones del Estadi Balear, es actualmente propiedad de una constructora de la Península y llevaba años siendo utilizado como vertedero ilegal por la familia que lo había ocupado. El Seprona de la Guardia Civil detectó esta actividad y, tras la denuncia correspondiente, lo clausuró dejando el tema en manos del juzgado que, a su vez, instó al Consistorio a limpiarlo de manera subsidiaria.

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Al parecer, la investigación iniciada por el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza), descubrió una serie de delitos medioambientales en la zona. Quema de neumáticos, acumulación de escombros, construcciones ilegales, almacenamiento de vehículos abandonados y otros incidentes en ese polémico punto palmesano. La montaña de escombros acumulados quedaba muy cerca de un colegio y de un bloque de viviendas, y los residentes no cesaban de presentar denuncias y quejas. La proliferación de ratas de gran tamaño, charcos insalubres, peleas de gallos y otras actividades ilegales en la zona, hicieron saltar las voces de alarma.

Según fuentes de la investigación, el clan que controlaba este vertedero ilegal, cobraba a empresas por permitir que tiraran escombros de forma ilegal en Son Güells. El 28 de mayo de 2021 efectivos de la Guardia Civil, operarios de EMAYA, funcionarios de la conselleria de Medi Ambient i Territori, así como miembros del Instituto Geográfico y Minero, irrumpieron en la zona por orden judicial iniciando así el proceso de recuperación de la zona.

Ahora, el solar, de 27.500 metros cuadrados, que acumuló unos 1.500 metros cúbicos de residuos sumando los escombros, restos de amianto, 20 vehículos, 10 embarcaciones y más de 25 electrodomésticos arrojados allí a lo largo de los años, consiguió recuperar su cara más limpia. Algunos integrantes de las familias gitanas que fueron expulsados han decidido regresar de nuevo. Lo han hecho con sus vehículos, animales y con una importante cantidad de niños. La técnica de utilizar menores de edad como escudo para evitar los desalojos es muy utilizada entre el movimiento okupa. La Policía Local de Palma acudió recientemente a la zona y se entrevistaron con los clanes gitanos