Juan Carrau había sido propuesto como testigo por la defensa de Penalva y Subirán pero, en el último momento, renunciaron a su comparecencia, a pesar de lo cual han seguido empleando su figura como argumento de defensa. | ALEX SEPULVEDA

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El fiscal Juan Carrau comparecerá como testigo el jueves en el juicio contra el juez Manuel Penalva y su excompañero Miguel Ángel Subirán. La dureza que el abogado defensor de los dos principales acusados empleó con una testigo y un error al identificar la firma de Carrau llevó a que las acusaciones pidieran la declaración de Carrau. El tribunal la aceptó en base a una disposición legal que casi nunca se utiliza y que permite practicar pruebas no propuestas con anterioridad al juicio para valorar la credibilidad de un testigo.

Carrau ha sido mencionado casi en cada declaración por el abogado defensor de Penalva y Subirán. De hecho, lo habían propuesto como testigo pero renunciaron la misma jornada que estaba prevista su comparecencia. Aún así su presencia o no ha seguido siendo utilizada para intentar rebajar la responsabilidad de los acusados o cuestionar la realidad de determinados cargos.

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El incidente que detonó la citación de Carrau se produjo en la declaración de la mujer del comisario de la Policía Local Rafael Estarellas. La testigo confirmó que, una vez este fue detenido por primera vez, en 2015, Penalva y Subirán se acercaron a él y el juez le dijo: «Si usted declara contra el señor Rodríguez y el señor Gijón le sobreseeremos la causa». La mujer asistía a su pareja en la declaración dado que también es abogada. Cuando Estarellas se negó, la respuesta de Penalva fue, según la testigo: «Aténgase a las consecuencias». Entre ella, según declaró estuvieron otras tres imputaciones diferentes y un ingreso en prisión preventiva unas navidades. «Fue una pesadilla». Solo por ese episodio, la Fiscalía acusa de un delito de obstrucción a la Justicia a juez y fiscal y les reclama dos años y medio de cárcel.

Tras esta declaración, el abogado de Penalva, Javier Barinaga, comenzó a interrogar por la presencia de Carrau en esa declaración y en una posterior vistilla de medidas cautelares. La testigo fue clara: estuvo en la declaración pero se había ido en la vistilla, cuando sitúa la amenaza. Barinaga insistió en que, en el acta estaba la firma de Carrau. Ante las quejas del fiscal, Tomás Herranz, veinte minutos después rectificó. Sin embargo, antes de ese momento, el abogado de Gijón, Oriol Rusca, había pedido la declaración de Carrau, secundado por la Fiscalía. El tribunal accedió con la condició de que sea solo para aclarar este extremo.

También fue polémica la declaración del que fuera chófer de Gijón en el Ajuntament de Palma, que fue sometido durante la instrucción a un careo con la madame del caso. Relató que, cuando se negó a confirmar lo que decía la entonces testigo protegida fue amenazado por Subirán: «Me dijo que me iba a imputar y que eso conllevaba una suspensión, ‘a la puta calle', me dijo». Después de negar que hubiera llevado o recogido a Gijón de ningún burdel, decidieron someterle a un careo. «Todo era muy desconcertante». Al entrar, la madame hizo que le conocía y le saludó: «Hola, Cristóbal», cuando no se llama así. Tras acusarle y presionarle, ya cuando había terminado la diligencia le acusó de prostituirse en el burdel«En los medios sale: el chófer de Gijón, gigoló».

El apunte

«Una información sin contrastar ni trabajar»

Un funcionario de la Agencia Tributaria declaró ayer que envió un mensaje de wasap al subinspector Miguel Ángel Blanco para darle una información «sin contrastar ni trabajar» sobre el posible uso de testaferros por parte de Álvaro Gijón. También señaló que, antes del ‘caso ORA’ los informes sobre corrupción los hacían de forma conjunta con la Policía Nacional, algo que aquí no ocurrió. Ese mensaje se envió en marzo de 2017 y hacía referencia a contratos públicos, no a un posible blanqueo.