Agentes de la Policía Nacional en la finca donde sucedieron los hechos. | Alejandro Sepúlveda

TW
7

A Miquel y Martí, su hermano, les apasionaban los caballos. Siempre que podía acudían a ver carreras de trote o a los establos. El primero, ahora detenido por un crimen espeluznante, era el que cuidaba de su hermano, que presentaba una discapacidad, y de su madre de 82 años, que padecía los habituales achaques de la edad. En Manacor, donde la familia era muy conocida, nadie se explica por qué Miquel enloqueció hasta el punto de matar salvajemente a los dos. «No nos lo quitamos de la cabeza, era una familia muy normal», cuenta una vecina.

El padre de los hermanos falleció hace unos años y tienen también una hermana. En la finca del camí de Son Frau, en las afueras de Manacor, solo vivía hace unos años Miquel, pero durante la pandemia convenció a Martí y a la progenitora para que se trasladaran con él. Así podían pasear por el terreno de la casa y no estarían tan agobiados por estar encerrados en un piso.

Noticias relacionadas

'Martinet', como era conocido el hermano asesinado, tenía problemas de movilidad, pero no le impedían que se manejara por él solo. «Era una persona encantadora, adoraba los caballos y charlaba con todo el mundo. Todo el mundo lo quería», coinciden sus vecinos. La octogenaria, por su parte, pasaba la mayor parte del día en la finca y apenas tenía contacto con los residentes en la zona.

En la noche del domingo todo cambió dramáticamente. Miquel tuvo un arrebato violento y atacó con furia a su madre, a la que destrozó a golpes y cuyos restos metió en una hoguera, en el jardín. A su hermano lo mató en el interior de la casa. A las nueve de la mañana del lunes, cuando los bomberos acudieron por una supuesta quema controlada, se encontraron a Miquel, de 50 años, con una antorcha y una garrafa con gasolina.

Decía que le había poseído el demonio y otras frases inconexas. Cuando fue reducido, hallaron el cuerpo sin vida en la vivienda y el de la anciana en el fuego. Le faltaban algunas partes. Los funcionarios quedaron horrorizados ante aquel espectáculo dantesco. Ahora, en Manacor, todos se hacen la misma pregunta: ¿Qué le pudo ocurrir a Miquel aquella noche?