Vecinos de la barriada de Son Gotleu en declaraciones a este periódico. | Youtube Ultima Hora

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Aunque parezca extraño desde fuera, los vecinos del barrio de Son Gotleu de Palma vivían con «tranquilidad» antes de la llegada de los argelinos. Así lo cuenta Iker García, un hombre que lleva 28 años residiendo entre las calles de una de las zonas más calientes de España en los últimos días. «Son el problema del barrio», afirma con rotundidad.

El barrio lleva desde el lunes sumido en una tensión que ahoga a todos los que pasan por allí en algún momento del día. A medida que transcurre la jornada, el miedo aumenta y son muchos los que eligen no salir de su casa. La calle Indalecio Prieto se convirtió el pasado martes en el escenario de una batalla campal entre 200 personas. «No suelo salir por la noche, prefiero estar seguro en casa y así evito problemas», comenta.

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La calma tensa volvió a dominar la zona.
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Al parecer, los problemas entre vecinos de la zona ha ido aumentando desde que los argelinos de entre 18 y 22 años eligen este barrio para delinquir. «Siempre son los mismos. Los gitanos nunca la han liado, pero es que además ya molestan incluso a los marroquíes», insiste Iker. A su vez, otro de los vecinos lo tiene claro. «Si se pegan entre ellos, no me sabe mal, que se vayan todos de una vez», afirma indignado ante los episodios violentos que se han protagonizado a los pies de su vivienda.

En la misma línea, otro de los residentes de Son Gotleu coincide en que «siempre son los mismos los que roban». Durante la mañana se puede palpar en el ambiente una calma tensa que a medida que transcurre el día se va a convirtiendo en incidentes. «Durante el día se nota que la gente va con temor a poder encontrarse metido en mitad de una pelea, pero por la tarde, la gente se esconde», confiesa.

De hecho, hay unanimidad entre todos en que esta situación se va agravar con el tiempo. «Si el Ajuntament y la Policía no paran esto, se les va a ir de las manos», denuncia Iker. Asimismo, recuerda que hace no tanto se «podía andar con tranquilidad por estas calles y desde que han llegado los argelinos esto se ha convertido en una jungla», insiste.