Entrada de les Borges Blanques, en Lleida (Catalunya), donde vivía Pol Cugat. | Google Maps

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Un crimen sin cadáver cuya investigación está en punto muerto. La familia de Pol Cugat hace un llamamiento popular a que cualquier persona que disponga de algún detalle al respecto, aunque no lo crean relevante en un principio, se lo haga saber a los Mossos d'Esquadra. Y es que son ya dos años y medio desde que el joven catalán desapareciese y se supiese asesinado. Sin embargo, todavía no se ha encontrado el cadáver y, pese a los nueve hombres investigados por asesinato, no se ve salida al caso.

Pol, de 25 años, desapareció el 21 de octubre de 2021, cuando vigilaba una plantación de marihuana en un chalet de Les Borges Blanques (Lleida). Nunca ha llegado a aparecer el cuerpo, pese a que cuatro de los investigados reconocen haberlo encontrado en ese mismo chalet. La defensa de la familia cree que a Pol lo mataron sobre las cinco de la tarde del 21 de octubre de 2021, cuando se enfrentó a los traficantes de droga. Aseguran que es lo que más encaja, ya que la marihuana estaba preparada y lista para venderse. Suponen que los compradores trataron de llevársela sin pagar, a lo que Pol se negó, y por este motivo, le habrían atacado por sorpresa con unas tijeras de podar. Después se habrían deshecho del cadáver para presentarse dos días más tarde en la comisaría de los Mossos para denunciar un falso asalto en la vivienda.

Cierto es que el 23 de octubre acudieron a la comisaría Artemio, Néstor y Carles, donde declararon que el día anterior, el 22, habían ido al chalet -que era de su propiedad- y se habían encontrado el cadáver de Pol Cugat, bocabajo sobre un colchón, con una bolsa en la cabeza y maniatado con cinta aislante. Pero, cuando los Mossos, ante estas declaraciones, fueron a inspeccionar el lugar, no se encontró el cuerpo. Sí se hallaron restos de sangre de Pol, así como de una plantación de droga, que ya había sido recogida.

Aunque fueron cuatro quienes supuestamente se encontraron la escena en la casa, solo acudieron tres a comisaría. Albert B. se dio a la fuga y estuvo en paradero desconocido ocho meses. Cuando se le localizó, entró en prisión preventiva, aunque ahora se encuentra en libertad condicional, solo teniéndose que presentar en el juzgado periódicamente. La investigación del caso tiene probado que Albert B. condujo el coche -así le detectaron las cámaras de seguridad- apenas unas horas después de la supuesta hora de la muerte de Pol. Se dirigió hacia la Universitat de Lleida, donde, precisamente, se pierde la señal del móvil de Pol. La policía científica, además, encontró restos de la sangre de la víctima en un pedal del coche de Albert. Algunos testigos del entorno de Néstor sostienen que les confesó sospechas de que Albert podría haber matado a Pol, que se les había «ido la olla» por no dormir y consumir speed y cocaína.

Al parecer, Néstor, un amigo de la escuela de Pol y uno de los jóvenes que acudieron a denunciar su desaparición ante los Mossos, le propuso vigilar la plantación de marihuana para sacarse un dinero. La familia del fallecido incide en que Pol Cugat no era un narcotraficante, sino un joven de 25 años sin dinero y con demasiado orgullo como para recurrir a sus padres.