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«A mí que accedan al camarote tampoco me soluciona mucho, tengo el dinero, mis cosas personales, todo en el interior del camión y aún no podemos ni verlo». Ésa es la realidad de una buena parte de afectados, sobre todo, los camioneros, que aún no saben que pasará con su elemento de trabajo ni con todo lo que dejaron en sus cabinas durante un viaje que pensaban sería más corto de lo que realmente está siendo.

El aparcamiento en sí y su estado continúa siendo un misterio, aunque, al parecer, los camarotes también, ya que se había informado a los afectados que podrían entrar por turnos en sus estancias para recoger sus cosas: «no ha sido así, no vamos al barco, estamos en la terminal haciendo cola y nos dejan pasar de dos en dos a recoger nuestras cosas, supongo que han vaciado ellos los camarotes y lo han descargado allí», explica otro afectado.

Los pasajeros se han dividido en autobuses y esperan su turno en la terminal para recoger sus cosas

Su estancia en Valencia, se alarga. No contaban con ello pero intentan llevar con paciencia los días hasta que se resuelva del todo la situación. «Seguiremos en el hotel al menos otra noche, mañana no sé qué nos dirán pero parece que esto va para largo», explican.

Por su parte, la compañía GNV ha emitido la siguiente información al respecto: «Una vez recogidas sus pertenencias, los pasajeros que decidan proseguir camino hacia su destino original, Palma de Mallorca, recibirán el apoyo pertinente para ser trasladados a la isla por la compañía a partir de hoy mismo. Aquellos que prefieran o necesiten quedarse más tiempo en Valencia tendrán la opción de prolongar su estancia en el hotel de la capital también esta noche, con todos los gastos cubiertos por la compañía», han informado en un comunicado. Avanzan también que, a lo largo del día de mañana, podrían concluir las tareas de seguridad y preparar los vehículos para la recogida.

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En el caso de los camioneros, la paciencia se ve mermada por la preocupación sobre su elemento de trabajo y sobre los gastos que están teniendo. Adolfo, madrileño de 47 años, junto a una treintena de compañeros, explican que están pagando por todo lo que necesitan en Valencia «hotel, comida, luego ya reclamaremos los 'tickets' pero no nos han dado ninguna información, aún a la espera y pagando de nuestro bolsillo», cuenta preocupado. El acceso a sus camiones tampoco tiene fecha: «Nos dicen que no podemos ir a buscarlos porque está muy mal esa zona del barco». Al menos, esta tarde podrán recoger, en la terminal, los enseres y mochilas que guardaban en sus estancias, aunque muchos llevaban el dinero en sus vehículos y ahora para pagar todos los gastos se lo están solicitando a la empresa o dejándoselo entre ellos. «Ahora viene mi jefe a traerme dinero y también nos lo estamos dejando entre compañeros, aunque muchos no nos conocemos de nada».

Este grupo de personas, según su testimonio, no ha sido alojado en hoteles por la propia compañía sino que han sido ellos mismos quienes han localizado su alojamiento ya que «estuvimos en dos y estaban llenos, la compañía no nos decía nada y encontramos este en el que estamos, al menos una noche más nos quedamos aquí y esperamos poder acceder al aparcamiento», zanja Adolfo.

En el interior del edificio del puerto se están produciendo algunos momentos de tensión debido a las largas colas para recuperar las pertenencias

Centenares de pasajeros vuelven hoy al puerto aunque no para volver a casa, lo hacen por turnos y divididos en autocares; al bajar, hacen cola para poder pasar, de dos en dos, al interior del edificio portuario a recoger sus pertenencias, donde se están produciendo algunos momentos de confusión. «Es un caos», explica Nadal, el pollencí que lleva en Valencia desde que se produjo el naufragio, «volveremos mañana a Mallorca, el tema de los coches va para largo, hemos recuperado lo que teníamos en el camarote y nos vamos».

Desde el naufragio, la gran mayoría ha vivido estos días en Valencia «con lo puesto»

Durante la tarde de este miércoles, centenares de pasajeros esperan en la terminal revisando y recogiendo sus maletas para acceder, al menos, a sus recursos básicos mientras esperan la solución definitiva de su odisea.