Imagen de la droga y un arma intervenida este miércoles por la Policía Nacional en el poblado de Son Banya en Palma. | Policía Nacional

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Medio kilo de cocaína, así como distintas cantidades de hachís, marihuana y dinero en efectivo es lo que se han dejado en los tres puntos de ventas de droga que esta mañana ha descubierto la Policía Nacional y la Policía Local en el derribo de las murallas de Son Banya. Los casetas estaban instaladas dentro de las barriadas y los vendedores han conseguido huir antes de la entrada de los agentes.

Las grúas y camiones del Ajuntament de Palma han derribado «cinco edificaciones artesanales ilegales», según ha detallado la Jefatura de Policía en un comunicado y «debido al hallazgo de los puntos de venta los policías de la UPR han comisionado a los agentes de Estupefacientes de la Policía Nacional para llevar a cabo una investigación».

De momento no se ha esclarecido si los vendedores han conseguido huir debido a la alerta de los 'aguadores', los vigilantes exteriores del poblado que ahora llevan walkie-talkie para avisar de una redada. Los teléfonos podían ser rastreados y pinchados, por lo que los narcos han regresado a un método de trabajo más ochentero.

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Las fuentes consultadas por este periódico han indicado que gran parte de las fortificaciones que los clanes habían levantado en los últimos meses, creando una especie de circuito en forma de 'U', han sido derribadas y los coches quemados, basura y muebles que conformaban aquellas barricadas han sido recogidas por operarios, que las han cargado en grandes camiones.

Durante la intervención, desde el exterior la Policía Local de Palma ha mantenido un perímetro de seguridad para evitar que entraran o salieran ciudadanos del recinto durante el operativo de derribo. Los agentes han comprobado que numerosos compradores ajenos al desmantelamiento del fortín han acudido a comprar a su punto de venta habitual sus dosis de cocaína, hachís o marihuana.

El resto de construcciones defensivas que siguen en pie serán derribadas en los próximos días, en un claro mensaje a los narcos por parte de las autoridades: Son Banya no es una ciudad sin ley. Al menos en apariencia.