Imagen de agentes del departamento de criminalística de la Guardia Civil este jueves en la Colònia de Sant Jordi. | Isaac Hernández Rubio

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Vitor Aníbal Temporao Martins, el presunto asesino de la anciana de la Colònia de Sant Jordi, se enfureció hasta el punto de atacar a Erika Röhrig porque quería beber alcohol en la casa propiedad de la fallecida y no tenía dinero para comprar bebidas. La relación entre ambos se había deteriorado mucho desde que la hija de Erika, en junio del año pasado, denunció a su pareja sentimental por malos tratos, según han informado en fuentes de la investigación.

La investigación por el crimen se encuentra muy avanzada y podría quedar cerrada en los próximos días. Este jueves por la mañana los agentes han reconstruido el homicidio en el interior del chalet y se ha confirmado que Erika recibió una lluvia de patadas, muchas de ellas en la cabeza. También se investiga si le atacó con un hacha.

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La anciana, hasta hace poco, había intentado mantener una buena relación con el delincuente portugués, al que le constaban numerosos antecedentes, pero la separación de su hija complicó el trato con su yerno, al que incluso acompañaba en coche porque aquel había perdido el carnet de conducir.

Las peleas en el domicilio donde vivían las tres personas eran continuas y los vecinos habían escuchado gritos en algunas ocasiones. Víctor Aníbal era de carácter muy violento y tenía cambios bruscos de humor. Todo indica que sufría alguna alteración mental.