Agradecido con el jurado. Pau Rigo agradece al jurado que lo exculpó el trabajo que ha realizado. «Se lo tomaron enserio», asegura. El octogenario comenta que antes de que disparara al ladrón que entró a robar en su casa era «una persona anónima» y ahora «parece que me he hecho popular, desgraciadamente». | Jaume Morey
A las ocho y cinco de la tarde del 21 de noviembre, Pau Rigo Llaneras, de 84 años, salió de la Audiencia de Palma cabizbajo y apoyado en su bastón, con su hijo Guiem y su sobrina Joana agarrados en cada uno de sus brazos. El anciano que mató de un disparo a un ladrón en Porreres acababa de escuchar que el jurado popular lo había declarado no culpable. Cuatro días después de escuchar el veredicto, pasar por dos juicios largos y revivir dos robos violentos en su domicilio, atiende a este diario.
¿Quién es Pau Rigo Llaneras? — Antes de todo esto, era una persona anónima y ahora parece que me he hecho popular desgraciadamente.
¿Cómo está? — Me siento un poco más aliviado desde que salió el veredicto, pero estoy cansado de todo esto.
¿Cuándo supo que lo habían declarado no culpable? — Exactamente no lo sé porque soy un poco sordo y no lo entendí, pero hubo un momento en que le pregunté al abogado y me dijo que esto iba bien.
¿Qué le gustaría decir a los miembros del jurado? — Darles las gracias por descontado porque se ve que se lo tomaron en serio e hicieron una cosa muy bien hecha. Se adaptaron perfectamente a todas las pruebas muy rigurosamente. Me declararon inocente por unanimidad, no lo podrían haber hecho mejor para mí...
¿Y a la presidenta del tribunal? — También, creo que lo hizo bastante bien esta mujer. No sé exactamente cómo es el trabajo de una jueza, pero creo que lo hizo bien.
¿Cómo vivió el primer juicio con jurado? — Muy mal, porque vi muchas cosas que no me gustaron. No lo entendía mucho, pero no fueron capaces de hacerlo bien.
¿Y el segundo? — Fue mejor y, además, también tenía un abogado más cercano, por decirlo de alguna manera.
¿Qué pasaba por su cabeza durante las siete sesiones del segundo juicio? — Hombre, pues que lo teníamos que hacer bien porque si llegábamos a un tercero ya hubiera sido cachondeo.
¿En algún momento se planteó la posibilidad de conformarse con una pena de no ingreso en prisión y declararse culpable? — No, eso nunca lo hubiera aceptado en la vida, nunca, que yo no era culpable lo sabía cierto.
¿Pensó que podía entrar en prisión? — Sí, sí que lo pensé, pero me han dicho que en la cárcel están bien. Yo sé que en las residencias están más mal y yo a una residencia o a una prisión podría haber ido. Era un mal menor ir a la cárcel.
¿Cómo le ha afectado el proceso judicial a nivel psicológico? — Voy al psicólogo y me dice que lo tengo que olvidar todo y luego voy al juicio y me dicen que tengo que recordarlo todo. Ya puedes ver cómo quedas, despistado por lo menos.
El primer robo lo cometieron dos hombres que se hacían llamar la Banda del diablo. ¿Qué pasó? — Me cogieron, me dijeron que eran la Banda del diablo y que la policía no podía con ellos. Me dijeron que mi hijo no vendría a ayudarme porque sabían que no estaba en Mallorca. Me quitaron el móvil y me dijeron que tenían todas las fotos de mis nietos y cosas de estas... Al mismo tiempo me pusieron una pistola en la cabeza y un cuchillo en el cuello. La pistola no me impresionó mucho, pero el cuchillo sí porque era grande y lo notaba e hice lo que me dijeron.
¿Sabía que volverían? — No, no lo sabía. Pensaba que no volverían porque había vendido la empresa de máquinas tragaperras, precisamente, para que no volvieran. Pero mi lógica no es la de esta gente.
¿Qué recuerdos tiene de esa mañana? — Muy desagradables, esto de disparar a una persona te deja un poco marcado... no lo haces a gusto.
¿Qué sintió cuando disparó a Mauricio? — No tuve tiempo de sentir nada porque aquel [Fredy] me pegó enseguida, me dejó tumbado y perdí el conocimiento. Y cuando desperté no estaba ni Mauricio, ni Fredy ni mi mujer... no había nadie.
¿Por qué decidió disparar? — Era él o yo, esto sí que está bien claro. Este hombre [Mauricio] me vio desde arriba de la escalera y dijo: ¡una escopeta! Y en lugar de irse hacia el portal vino hacia mí. Recibió el tiro a dos metros de mí y yo no me había movido.
Si Fredy no le hubiese arrebatado el arma, ¿también le habría disparado? — Eso no lo sé, si no me hubiera embestido no, esto sí que te lo puedo decir. Pam-Pam no lo habría hecho... si no me embiste. Hubiese pedido ayuda si no me hubiera embestido, pero como no pasó no sé qué habría hecho.
¿Qué siente por los tres atracadores: Fredy Escobar, Marcos Rotger y José Antonio Sánchez? — Bueno, que son unos desgraciados... son basura. Cuando hacíamos el juicio discutían entre ellos sobre 800 euros de heroína, cocaína o no sé qué... y el otro de 300 de hierba... y yo decía: ‘¿Con qué gente me han mezclado?' Eso no era lo mío.
¿Tiene algún sentimiento de culpa? — No, absolutamente no.
Si pudiese cambiar algo, ¿qué cambiaría? — Que no hubiesen venido, yo no los necesitaba para nada.
¿A la madre de Mauricio le diría algo? — Prefiero no decir nada porque así como la escuché el otro día me bastó para ver qué clase de mujer era.
¿Qué imagen cree que tiene la sociedad de Pau Rigo? — La sociedad, la mayoría, creo que me ve bien, pero, claro, siempre hay detractores.
¿Cómo le gustaría que le recordasen? — Tuve que matar a un ladrón, pero no dejé de ser honrado. Y la prueba es que me han absuelto. Nada más.
¿Y ahora qué? — Nada, yo no tengo nada que hacer, mi vida se ha acabado ya... vegetar, nada más. No tengo ningún proyecto, absolutamente de nada, porque después de tanto tiempo se me ha ido todo, no tengo ganas de nada.
Cuando te quieres apropiar de lo ajeno puede ocurrir ésto, legítima defensa y punto y que lo tengan en cuenta futuros interesados, dedícate al bien, lo malo déjalo estar.
El verdadero día del juicio llega cuando tenemos que encontrarnos con nuestro creador, es decir, cuando recibimos lo que merecemos. No hay escapatoria de la justicia.
La inmigración trae cosas buenas y cosas malas como esta. Nunca hubiera imaginado el Sr. Pau que casi al final de su vida tuviera que atravesar por esa experiencia vivida en su domicilio al tener que vérselas con un grupo de colombianos.
Héroe! Monumento y calle con su nombre. Que sirva de precedente para posibles casos cómo el suyo. Entras en mi casa, con mi familia dentro y además con intención de causar daños? Despídete.
28 comentarios
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Cuando te quieres apropiar de lo ajeno puede ocurrir ésto, legítima defensa y punto y que lo tengan en cuenta futuros interesados, dedícate al bien, lo malo déjalo estar.
Esteim amb vosté l' amo en Pau!!. Anims!!! Cambio de Govern y se le hace justicia a este pobre hombre.
El verdadero día del juicio llega cuando tenemos que encontrarnos con nuestro creador, es decir, cuando recibimos lo que merecemos. No hay escapatoria de la justicia.
Muy bien, sólo faltaba que un inocente tenga que sentirse culpable por defenderse de un delincuente.
Cada uno tiene lo que se busca y no me refiero a Pau
La inmigración trae cosas buenas y cosas malas como esta. Nunca hubiera imaginado el Sr. Pau que casi al final de su vida tuviera que atravesar por esa experiencia vivida en su domicilio al tener que vérselas con un grupo de colombianos.
Este señor hizo lo que haría cualquiera si entrarán en su casa : DEFENDERSE. Ya está bien que los delincuentes hagan de nuestras vidas un infierno.
Héroe! Monumento y calle con su nombre. Que sirva de precedente para posibles casos cómo el suyo. Entras en mi casa, con mi familia dentro y además con intención de causar daños? Despídete.
Un monumento le tienen que hacer, pasar por todo esto. Enhorabuena sr Rigo
Hizo un gran trabajo.