Francisco Calero Navalón era el segundo de tres hermanos y el único varón. Su padre era minero y había fallecido de silicosis seis años antes, cuando él era muy pequeño. Su madre, Isabel Navalón, que por entonces tenía 28 años, quedó viuda y tuvo que ponerse a limpiar en casas para mantener a la familia.
Cuando le ofrecieron la posibilidad de que 'Paquito', que era el diminutivo por el que todo el mundo conocía a Francisco, entrara de monaguillo ayudante de un cura, ella vio el cielo abierto: Su hijo no frecuentaría malas compañías y estaría protegido por el clero.
De forma paralela, José Prat Balaguer se había hecho cargo de la parroquia de Nuestra Señora de Begoña del Port de Sagunto, en Valencia. El padre José Prat era mallorquín de Inca, había nacido en 1917, estudió farmacia y combatió en la Guerra Civil, de la que recordaba a menudo episodios espeluznantes.
Se ordenó sacerdote en 1951 y ejerció el ministerio en La Habana, en Tegucigalpa y en una parroquia del barrio de Brooklyn de Nueva York. Desde enero de 1971, a causa de la muerte del titular, oficiaba de párroco en funciones en Sagunto. Tenía fama de estricto y parece ser que se obsesionó con el pequeño 'Paquito'.
El martes 2 de marzo de 1971 enloqueció. Deambuló por la Plaza de la Alameda, junto a la iglesia, y a las seis de la tarde entró en el colegio Ramón Gamón, donde estudiaba el monaguillo. Con la excusa de que lo necesitaba, lo sacó de clase y los dos se dirigieron a la parroquia. A las siete empezaba la misa diaria.
En la sacristía tuvo lugar un auténtico baño de sangre. El religioso se abalanzó sobre el niño y lo intentó estrangular. Después le golpeó con un pesado cenicero metálico y finalmente le apuñaló de forma repetida con un abrecartas en forma de espada. Los médicos y el forense contabilizaron hasta 57 cuchilladas, algunas de ellas mortal de necesidad.
Pese a la carnicería, el menor llegó con vida al sanatorio de Altos Hornos, pero falleció al poco tiempo, desangrado. El cura homicida, tras el crimen, se cambió de ropa y cuando se iba a entregar a la policía se topó con otro compañero mallorquín, Jaime Pons, que quedó horrorizado al descubrir lo que había pasado. Algunas informaciones de la época hablan de que Prat, antes, había intentado deshacerse del cadáver lanzándolo a un pozo ciego.
El sacerdote de Inca insistió en que había sufrido un episodio de enajenación mental transitorio. Quedó detenido y pasó tres días en el Palacio Arzobispal de Valencia, protocolo habitual por aquella época. Luego, ingresó en la Cárcel Modelo, en Barcelona, y el 10 de noviembre de ese año fue juzgado. El fiscal pedía para él la pena de muerte, pero al final fue condenado a 17 años de prisión. 300 personas siguieron el juicio en la calle, expectantes.
La vista fue a puerta cerrada, pero el religioso parece ser que en su declaración comentó que el pequeño asesinado "era demasiado guapo". El terrible crimen de la sacristía indignó al Port de Sagunto, y las procesiones fueron suspendidas hasta 2012, cuando se retomaron. En 2007, una vecina fue multada con 696 euros porque realizó una pintada en la iglesia recordando el crimen de 'Paquito'.
El escándalo llegó hace unos años, cuando un mallorquín escribió un libro sobre religiosos y salió a la luz que José Prat, tras cumplir una pequeña parte de la pena, fue readmitido por la iglesia y ejerció como vicario en un pueblo de Lleida, donde nadie conocía su oscuro pasado. Murió en 2002, a los 85 años de edad. En el Port de Sagunto, 53 años después, la mayoría de vecinos recuerda aún aquel fatídico 2 de marzo de 1971, cuando el cura de su parroquia se ensañó con el monaguillo de 9 años.
8 comentarios
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Y lo què nunca sabremos. Me acuerdo de uno qué convivia con su "hermana" soltera, en un chaletazo.
Y dale con la Iglesia Católica, 54 años después.
Mira en 1973 a la pederastia le llaman enajenación que curioso ….
No conocía el caso, sin palabras me he quedado me pinchan y no me sacan sangre. Esto si que es un relato en negro terrible y desolador.
NO ES COMO NOS LO CONTARON... La religión católica fue un cuento muy bien contado y nos lo hicieron creer cuando éramos pequeños, aunque algunas personas cuando crecimos supimos liberarnos de esas creencias religiosas; otros no evolucionaron o no quisieron y siguen creyendo en la religión católica. Toda persona en su sano juicio, sabe lo que está bien hecho y lo que está mal hecho, lo que hay que procurar es hacer el bien a los demás. "Ese cuento empezó con una burra" y como creció ese negocio, basta ver como viven en el Vaticano y los de la Conferencia Episcopal en España; y no generalizo porque no todos son iguales. ¿Y donde quedan los votos religiosos o votos canónicos que juran, los de pobreza, castidad y obediencia? Respeto a todos los creyentes porque cada uno es muy libre de creer o pensar lo que quiera. Es de suponer que los curas pederastas son los primeros que no creen en la religión que predican, porque siempre lo han ocultado y nunca han denunciado en los juzgados por parte de la iglesia católica los abusos de miles y miles de casos a niños y niñas en todo el mundo incluido el Vaticano. La mayoría de esos niños y niñas callaron por miedo, a todos esos niños y niñas que sufrieron violaciones y abusos les destrozaron la vida. De las otras religiones o sectas no opino porque las desconozco, tampoco me interesan. Todas las religiones o sectas tienen un dios en la tierra que sin ser dios "viven como dios".
Y eso que con Franco estas cosas no pasaban
Pederasta?
Nunca he entendido eso de "reducción" del tiempo en prisión. Nunca he creído en la "reinserción" de ese tipo de criminales y, lo que todavía considero inmoral: ocultar estos delitos, máxime cuando están relacionados con algún miembro u organización perteneciente a la Iglesia Católica.