Antonio Bauzá, Jesús Valls, María Salom, María José Frau, José María Rodríguez, José Ramón Bauzá, Mateo Isern, Paco Frau, Tina Moranta, Martí Sansaloni y Catalina Cirer. | Eugenia Planas
Una vez cumplido el cometido de encendido oficial de los foguerons por parte del Drac de na Coca, los palmesanos comenzaron su ruta por las festivas calles de nuestra ciudad para escoger un lugar en el que disfrutar de una buena torrada. Algunos paseaban intentando contagiarse de la alegría que flotaba en el ambiente. Tres días seguidos de fiesta eran suficiente motivo para celebrar con viandas a la brasa, bailes en plena calle y reuniones familiares alrededor de una hoguera, la festividad de nuestro patrón. La noche fue joven. La mayoría de personas que acudieron a disfrutar del bullicio callejero eran estudiantes con ganas de diversión al mejor precio. Otros, con un poco de sobrassada y pan moreno y unos refrescos en la nevera portátil, comenzaron la fiesta al son de los xeremiers y envueltos en la fantasía de gegants y capgrossos para hacer las delicias de los más pequeños de la casa. En las diferentes plazas del centro se ofreció música para todos los públicos para que jóvenes y no tan jóvenes pudieran disfrutar de la noche. El president del Govern, José Ramón Bauzá, estuvo presente en la torrada organizada en la sede del PP junto con el alcalde, Mateo Isern, y concejales del consistorio, que compartieron el fuego. Sandra Fernández, responsable de la programación de la fiesta, y sus colaboradores en Dinamització Ciutadana, paseaban escuchando los comentarios ciudadanos relativos a la revetla. Palma fue de nuevo una gran fiesta que el intenso viento no consiguió aplacar, en una noche en que Pitingo consiguió unir al pueblo en una canción.
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