El intendente de la Policía Local de Palma, Antonio Vera; María José Vera, Ana Manzano, Encarnación Cortés, Milagros Bonet y el mayor José Antonio Bravo, de la cofradía Jesús Nazareno. | Eugenia Planas

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En la procesión del Dijous Sant, cientos de personas acompañaban al Crist de la Sang como penitentes de las diferentes cofradías que participaron en la procesión donde se siente más devoción y entrega. A las siete de la tarde, los penitentes ya estaban preparados en el patio de La Misericòrdia desde donde salía la comitiva.

Allí, entre los pasos postrados en el suelo prestos a ser llevados a hombros por los costaleros, esperaban el orden y reglamento de las cofradías una multitud de penitentes. Entre ellos se encontraban muchas caras conocidas de la sociedad mallorquina de distintos ámbitos. Mientras tanto, en las casas, las luces se iban apagando porque sus habitantes seguían la procesión desde las calles, en una noche sin sobresaltos climatológicos.

Calles largas y céntricas, con aroma a incienso,  por las que personajes conocidos de la sociedad palmesana escondían el rostro bajo los capirotes que aunaban fe y devoción. Como cada año, no faltó Catalina Cirer acompañada de su marido e hijas; María Crespo o el músico Joan Roig. Todos ellos finalizaron con sus pasos en La Sang, en el emotivo acto final