Anna Estefanell, Carmen Abad, Hylkema Fakje, Fernando Reyes y Enza Valentini. | Eugenia Planas
La música de rock & roll invitaba a bailar incluso antes de entrar en la mansión de Bas y Gabriela. Los focos en el inmenso jardín anunciaban la celebración de una fiesta que se barruntaba peculiar a tenor de los atuendos que lucían los invitados que iban llegando a la casa. Ya en el jardín de la entrada, un Cadillac “El dorado” y un Chevrolet Impala daban la bienvenida a los asistentes que accedían al jardín de los Koijovic al ritmo de los Hot-Rodders, grupo contratado por Vanessa Díaz para ambientar la fiesta años 50. Decenas de amigos de todas las edades se reunieron en divertida celebración estival. La decoración de los jardines y terrazas transportaba a una década crucial muy asociada al nacimiento del rock and roll, a los muscle car y a la femineidad. Las invitadas lucieron vestidos ceñidos a la cintura y vuelos que invitaban al coqueteo e inocentes lazos de colores a modo de diademas en un mundo lleno de color, chicas buenas, chicos malos, coches y artilugios típicos de garaje que Vanessa incentivó para dar ambiente a la noche temática. El menú estilo americano llegó de la mano del chef Javier Bermudo y para hacer un guiño a Elvis, la tarta se decoró con una guitarra y una jukebox. No faltó detalle ni inspiración.
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