Esa misma frase fue con la que la ex actriz de 36 años comenzó su discurso de presentación como defensora de ONU Mujeres por la participación política y el liderazgo.
Era 2015 y Meghan todavía no conocía al príncipe Harry. Pero la esposa del nieto menor de la reina Isabel II no solo era reconocida entonces por su trabajo detrás de las cámaras, sino también por su activismo en campañas humanitarias y en favor de la igualdad de género.
El compromiso de Markle con la igualdad de género la ha llevado a trabajar con Naciones Unidas. Una vez fue ovacionada por su discurso en el Día Internacional de la Mujer 2015 durante una audiencia de esta organización, en la que estaba presente el secretario general, Ban Ki-moon.
La boda del sábado de Enrique y Meghan, cuya madre es afroamericana y su padre blanco, ha sido ampliamente aclamada como una unión entre la tradición y la modernidad y un gran avance en las relaciones raciales.
Ahora, la biografía de Meghan se ve como otro ejemplo de cómo la nueva integrante de la familia real se aleja de la habitual imagen anquilosada de la monarquía.
«Desde muy joven, la duquesa tuvo una aguda conciencia de los problemas sociales y participaba activamente en obras de caridad», dice. «A los 11 años, llevó a cabo con éxito una campaña para que una empresa alterara su anuncio televisivo que había usado un lenguaje sexista para vender un detergente líquido».
Los analistas consideran que con ello, la familia real, que tradicionalmente se mantiene al margen de hacer declaraciones abiertamente políticas, había dado a Meghan su bendición para hablar sobre temas como el feminismo.
Para los expertos en la familia real, esto representa una declaración de intenciones y una clara manifestación del nuevo y moderno camino que la monarquía británica, de más de 1.000 años de antigüedad, pisa mientras busca mantener su relevancia en un clima político volátil ejemplificado por el Brexit, señala Reuters.
«Hace apenas 20 años, la monarquía parecía estar luchando por su propia supervivencia», dijo el periódico Daily Mail, refiriéndose a las horas más sombrías de los Windsor tras la muerte de la madre de Enrique, la princesa Diana, en un accidente de coche en París en 1997, cuando la familia fue muy criticada por parecer que no les importaba.
Qué diferente es hoy la imagen. La boda del príncipe Enrique con la glamurosa y moderna actriz Meghan Markle hizo más que sellar un romance de cuento de hadas. Simboliza la evolución de la monarquía a una institución contemporánea, a gusto consigo misma, con un amplitud de miras y apta para el siglo XXI», agregó.
«Simepre he querido ser una mujer que trabaja»
Meghan nació el 4 de agosto de 1981 y creció en Los Ángeles, California, pero en los últimos años vivió en Toronto, Canadá.
Estudió en un colegio católico femenino y se graduó como comunicadora en la Universidad del Noroeste, en Illinois, en 2003, poco tiempo después de haber empezado una carrera en actuación.
Markle cuenta que también ganaba dinero escribiendo invitaciones para bodas, gracias a las habilidades que obtuvo en las clases de caligrafía que tuvo en la escuela.
Su padre fue director de iluminación de televisión y el debut en pantalla de Markle en Estados Unidos fue en un episodio de la serie Hospital General en 2002, antes de interpretar papeles en las series CSI, Without A Trace y Castle.
Markle también fue editora de The Tig, un sitio web de estilo de vida que creó como un intento de «replantear el contenido de belleza para incluir piezas de reflexión sobre el auto-empoderamiento» y dirigirse a mujeres inspiradoras y dinámicas, según BBC.
En un post en The Tig, escribió: «Nunca he querido ser una dama que asiste a almuerzos, siempre he querido ser una mujer que trabaja».
En septiembre de 2011, la actriz se casó con el productor de cine Trevor Engelson, después de una relación de siete años, pero la pareja se divorció dos años después.
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